01 | ¿Sabes tú cómo dan a luz las cabras monteses? ¿Observas el parto de las ciervas? |
02 | ¿Cuentas los meses de su gravidez y conoces el tiempo de su alumbramiento? |
03 | Ellas se agachan, echan sus crías y depositan sus camadas. |
04 | Sus crías se hacen robustas y crecen, se van al campo y no vuelven más. |
05 | ¿Quién dejó en libertad el asno salvaje y soltó las ataduras del onagro? |
06 | Yo le di la estepa como casa y como morada, la tierra salitrosa. |
07 | El se ríe del tumulto de la ciudad, no oye vociferar al arriero. |
08 | Explora las montañas en busca de pasto, va detrás de cada brizna verde. |
09 | ¿Aceptará servirte el toro salvaje y pasará la noche junto a tu establo? |
10 | ¿Lo mantendrás sobre el surco con una rienda y trillará los valles detrás de ti? |
11 | ¿Contarías con él porque tiene mucha fuerza o podrías encomendarle tus trabajos? |
12 | ¿Confías acaso que él volverá para reunir los granos en tu era? |
13 | El avestruz bate sus alas alegremente, pero no tiene el plumaje de la cigüeña. |
14 | Cuando abandona sus huevos en la tierra y deja que se calienten sobre el polvo, |
15 | olvida que un pie los puede pisar y que una fiera puede aplastarlos. |
16 | Es cruel con sus crías, como si no fueran suyas, y no teme que sea vana su labor, |
17 | porque Dios le negó la sabiduría y no le concedió la inteligencia. |
18 | Pero apenas se levanta y toma impulso, se ríe de caballo y de su jinete. |
19 | ¿Le das tú la fuerza al caballo y revistes su cuello de crines? |
20 | ¿Lo haces saltar como una langosta? ¡Es terrible su relincho altanero! |
21 | El piafa de contento en la llanura, se lanza con brío al encuentro de las armas: |
22 | se ríe del miedo y no se asusta de nada, no retrocede delante de la espada. |
23 | Por encima de él resuena la aljaba, la lanza fulgurante y la jabalina. |
24 | Rugiendo de impaciencia, devora la distancia, no se contiene cuando suena la trompeta. |
25 | Relincha a cada toque de trompeta, desde lejos olfatea la batalla, las voces de mando y los gritos de guerra. |
26 | ¿Es por tu inteligencia que se cubre de plumas el halcón y despliega sus alas hacia el sur? |
27 | ¿Por una orden tuya levanta vuelo el águila y pone su nido en las alturas? |
28 | La roca es su morada de día y de noche, la peña escarpada es su fortaleza |
29 | Desde allí está al acecho de su presa y sus ojos miran a lo lejos. |
30 | Sus pichones se hartan de sangre; donde hay cadáveres, allí está ella. |