01 | Job respondió, diciendo: |
02 | Sí, yo sé muy bien que es así: ¿cómo un mortal podría tener razón contra Dios? |
03 | Si alguien quisiera disputar con él, no podría responderle ni una vez entre mil. |
04 | Su corazón es sabio, su fuerza invencible: ¿quién le hizo frente y se puso a salvo? |
05 | El arranca las montañas sin que ellas lo sepan y las da vuelta con su furor. |
06 | El remueve la tierra de su sitio y se estremecen sus columnas. |
07 | El manda al sol que deje de brillar y pone un sello sobre las estrellas. |
08 | El solo extiende los cielos y camina sobre las crestas del mar. |
09 | El crea la Osa Mayor y el Orión, las Pléyades y las Constelaciones del sur. |
10 | El hace cosas grandes e inescrutables, maravillas que no se pueden enumerar. |
11 | El pasa junto a mí, y yo no lo veo; sigue de largo, y no lo percibo. |
12 | Si arrebata una presa, ¿quién se lo impedirá o quién le preguntará qué es lo que hace? |
13 | Dios no reprime su furor: los secuaces de Rahab yacen postrados a sus pies. |
14 | ¡Cuánto menos podría replicarle yo y aducir mis argumentos frente a él! |
15 | Aún teniendo razón, no podría responder y debería implorar al que me acusa. |
16 | Aunque lo llamara y él me respondiera, no creo que llegue a escucharme. |
17 | El me aplasta por una insignificancia y multiplica mis heridas sin razón. |
18 | No me da tregua ni para tomar aliento, sino que me sacia de amarguras. |
19 | Si es cuestión de fuerza, él es el más fuerte; si de justicia, ¿quién podría emplazarlo? |
20 | Si tengo razón, por mi propia boca me condena; si soy íntegro, me declara perverso. |
21 | ¡Yo soy un hombre íntegro: nada me importa de mí mismo y siento desprecio por mi vida! |
22 | ¡Todo es igual! Por eso digo: «El extermina al íntegro y al malvado». |
23 | Si un azote siembra la muerte de improviso, se ríe de la desesperación de los inocentes. |
24 | Si un país cae en manos de un malvado, pone un velo sobre el rostro de los jueces: si no es él, ¿quién otro puede ser? |
25 | Mis días pasan más rápido que un corredor, huyen sin ver la felicidad. |
26 | Se deslizan como barcas de junco, como un águila que se lanza sobre su presa. |
27 | Si pienso: «Voy a olvidarme de mis quejas, voy a poner buena cara y sonreír». |
28 | me asalta el terror por todos mis pesares, sabiendo que tú no me absuelves. |
29 | Seré juzgado culpable, ¿para qué entonces fatigarme en vano? |
30 | Aunque me lavara con nieve y purificara mis manos con potasa, |
31 | tú me hundirías en el fango y hasta mi ropa sentiría abominación por mí. |
32 | ¡No, él no es un hombre como yo, para responderle y comparecer juntos en un juicio! |
33 | ¡Si hubiera al menos un árbitro entre nosotros, que pusiera su mano sobre los dos, |
34 | para que Dios aparte su vara de mí y no me atemorice su terror! |
35 | Entonces le hablaría sin temor, porque estoy convencido de que no soy así. |