01 | Una vez, el pueblo se quejó amargamente delante del Señor. Cuando el Señor los oyó, se llenó de indignación. El fuego del Señor se encendió contra ellos y devoró el extremo del campamento. |
02 | El pueblo pidió auxilio a Moisés. Este intercedió ante el Señor, y se apagó el fuego. |
03 | Aquel lugar fue llamado Taberá -que significa Incendio- porque allí se había encendido el fuego del Señor contra los israelitas. |
04 | La turba de los advenedizos que se habían mezclado con el pueblo se dejó llevar de la gula, y los israelitas se sentaron a llorar a gritos, diciendo: "¡Si al menos tuviéramos carne para comer! |
05 | ¡Cómo recordamos los pescados que comíamos gratis en Egipto, y los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos! |
06 | ¡Ahora nuestras gargantas están resecas! ¡Estamos privados de todo, y nuestros ojos no ven nada más que el maná!". |
07 | El maná se parecía a la semilla de cilantro y su color era semejante al del bedelio. |
08 | El pueblo tenía que ir a buscarlo; una vez recogido, lo trituraban con piedras de moler o lo machacaban en un mortero, lo cocían en una olla, y lo preparaban en forma de galletas. Su sabor era como el de un pastel apetitoso. |
09 | De noche, cuando el rocío caía sobre el campamento, también caía el maná. |
10 | Moisés oyó llorar al pueblo, que se había agrupado por familias, cada uno a la entrada de su carpa. El Señor se llenó de una gran indignación, pero Moisés, vivamente contrariado, |
11 | le dijo: "¿Por qué tratas tan duramente a tu servidor? ¿Por qué no has tenido compasión de mí, y me has cargado con el peso de todo este pueblo? |
12 | ¿Acaso he sido yo el que concibió a todo este pueblo, o el que lo dio a luz, para que me digas: ‘Llévalo en tu regazo, como la nodriza lleva a un niño de pecho, hasta la tierra que juraste dar a sus padres’? |
13 | ¿De dónde voy a sacar carne para dar de comer a todos los que están llorando a mi lado y me dicen: ‘Danos carne para comer’? |
14 | Yo solo no puedo soportar el peso de todo este pueblo: mis fuerzas no dan para tanto. |
15 | Si me vas a seguir tratando de ese modo, mátame de una vez. Así me veré libre de mis males". |
16 | El Señor respondió a Moisés: "Reúneme a setenta de los ancianos de Israel -deberás estar seguro de que son realmente ancianos y escribas del pueblo- llévalos a la Carpa del Encuentro, y que permanezcan allí junto contigo. |
17 | Yo bajaré hasta allí, te hablaré, y tomaré algo del espíritu que tú posees, para comunicárselo a ellos. Así podrán compartir contigo el peso de este pueblo, y no tendrás que soportarlo tú solo. |
18 | También dirás al pueblo: Purifíquense para mañana y comerán carne. Ya que ustedes han llorado delante del Señor, diciendo: ‘¡Si al menos tuviéramos carne para comer! ¡Qué bien estábamos en Egipto!’, el Señor les dará de comer carne. |
19 | Y no la comerán un día, ni dos, ni diez, ni veinte, |
20 | sino un mes entero, hasta que se les salga por las narices y les provoque repugnancia. Porque han despreciado al Señor que está en medio de ustedes, y han llorado en su presencia, diciendo: ‘¿Para qué habremos salido de Egipto?’". |
21 | Moisés dijo entonces: "El pueblo que me rodea está formado por seiscientos mil hombres de a pie, ¿y tú dices que le darás carne para comer un mes entero? |
22 | Si se degollaran ovejas y vacas, ¿alcanzarían para todos? Y si se reunieran todos los peces del mar, ¿tendrían bastante?". |
23 | Pero el Señor respondió a Moisés: "¿Acaso hay un límite para el poder del Señor? En seguida verás si lo que acabo de decirte se cumple o no". |
24 | Moisés salió a comunicar al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a setenta hombres entre los ancianos del pueblo, y los hizo poner de pie alrededor de la Carpa. |
25 | Entonces el Señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Después tomó algo del espíritu que estaba sobre él y lo infundió a los setenta ancianos. Y apenas el espíritu se posó sobre ellos, comenzaron a hablar en éxtasis; pero después no volvieron a hacerlo. |
26 | Dos hombres -uno llamado Eldad y el otro Medad- se habían quedado en el campamento; y como figuraban entre los inscritos, el espíritu se posó sobre ellos, a pesar de que no habían ido a la Carpa. Y también ellos se pusieron a hablar en éxtasis. |
27 | Un muchacho vino corriendo y comunicó la noticia a Moisés, con estas palabras: "Eldad y Medad están profetizando en el campamento". |
28 | Josué, hijo de Nun, que desde su juventud era ayudante de Moisés, intervino diciendo: "Moisés, señor mío, no se lo permitas". |
29 | Pero Moisés le respondió: "¿Acaso estás celoso a causa de mí? ¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo del Señor, porque él les infunde su espíritu!". |
30 | Luego Moisés volvió a entrar en el campamento con todos los ancianos de Israel. |
31 | Entonces se levantó un viento enviado por el Señor, que trajo del mar una bandada de codornices y las precipitó sobre el campamento. Las codornices cubrieron toda la extensión de un día de camino, a uno y otro lado del campamento, hasta la altura de un metro sobre la superficie del suelo. |
32 | El pueblo se puso a recoger codornices todo el día, toda la noche y todo el día siguiente. El que había recogido menos, tenía diez medidas de unos cuatrocientos cincuenta litros cada una. Y las esparcieron alrededor de todo el campamento. |
33 | La carne estaba todavía entre sus dientes, sin masticar, cuando la ira del Señor se encendió contra el pueblo, y el Señor lo castigó con una enorme mortandad. |
34 | El lugar fue llamado Quibrot Hataavá -que significa Tumbas de la Gula- porque allí enterraron a la gente que se dejó llevar por la gula. |
35 | Desde Quibrot Hataavá el pueblo siguió avanzando hasta Jaserot, y allí se detuvo. |