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Primer Libro de los Macabeos Capítulo 11: Jonatán renueva las alianzas

01 Cuando Jonatán vio que las cosas se daban favorables para él, escogió unos hombres, a los que mandó a Roma para confirmar y renovar la amistad con los romanos.
02 Despachó cartas parecidas a Esparta y a otras ciudades.
03 Sus enviados llegaron a Roma, entraron en el Senado y dijeron: «El sumo sacerdote Jonatán y la nación de los judíos nos han mandado para que se renueve la amistad y la alianza que ustedes habían acordado anteriormente con ellos».
04 El senado les entregó cartas de recomendación para que en cada país los encaminaran en paz hasta el territorio de Judá.
05 Esta es la copia de la carta que Jonatán escribió a la gente de Esparta:
06 «El sumo sacerdote Jonatán, el senado de la nación, los sacerdotes y todo el pueblo judío saludan a los habitantes de Esparta, sus hermanos.
07 Ya en tiempos pasados le llegó al sumo sacerdote Onías una carta de parte de Arios, rey de ustedes; en ella se sostenía que ustedes son hermanos nuestros, como lo demuestra la copia adjunta.
08 Onías acogió con honores al hombre que habían enviado, y recibió la carta en la que se hablaba claramente de alianza y de amistad.
09 No pretendemos con esto pedirles ahora que nos ayuden, pues los libros santos que están en nuestras manos son nuestro consuelo.
10 Pero no quisiéramos ser unos extraños para ustedes, por eso hemos querido reafirmar nuestra fraternidad y nuestra amistad, porque han pasado ya muchos años desde que les enviamos una carta.
11 No dejamos de pensar en ustedes en cualquier oportunidad, en nuestras fiestas y en nuestros días santos, en los sacrificios que ofrecemos y en nuestras oraciones, tal como es justo y conveniente hacerlo por los hermanos.
12 ¡Nos sentimos felices por el éxito de ustedes!
13 En cuanto a nosotros hemos estado colmados de pruebas y de guerras continuas, porque los reyes que nos rodean nos han atacado.
14 Con ocasión de esas guerras, no hemos querido ser una carga ni para ustedes ni para nuestros aliados y amigos,
15 y como nos ha venido a ayudar el auxilio del Cielo, nos hemos liberado y nuestros enemigos han sido humillados.
16 Por eso elegimos a Numenios, hijo de Antíoco y a Antípater, hijo de Jasón, los mismos que enviamos donde los romanos para renovar con ellos la amistad y la alianza de otrora.
17 Les encargamos que fueran donde ustedes para saludarlos y llevarles esta carta que reafirma nuestra fraternidad.
18 Tengan ahora la bondad de respondernos».
19 Esta es la copia de la carta que había sido enviada a Onías:
20 «¡Arios, rey de los espartanos, saluda al sumo sacerdote Onías!
21 Se ha descubierto en un escrito que los espartanos y los judíos son hermanos, pues son de la raza de Abrahán.
22 Ahora que sabemos eso, sería bueno que nos escribieran para que nos digan si les va bien en todo.
23 Por nuestra parte, nosotros les decimos que sus ganados y sus bienes son nuestros y los nuestros son de ustedes. Hemos dado las instrucciones respectivas para que se lo hagan saber».
24 Jonatán se enteró que los generales de Demetrio habían vuelto para atacarlo con un ejército más poderoso que antes.
25 Salió pues de Jerusalén y se dirigió a su encuentro en el territorio de Hamat, no dándole así tiempo para invadir su país.
26 Mandó espías al campamento de ellos y a su regreso le informaron que los sirios hacían preparativos para sorprenderlo durante la noche.
27 Por eso, cuando se puso el sol, Jonatán ordenó a sus hombres que estuvieran en vela y con las armas en la mano toda la noche, listos para combatir, y dispuso centinelas avanzados alrededor del campamento.
28 Cuando los enemigos supieron que Jonatán y los suyos estaban listos para el combate, se llenaron de miedo y pavor; encendieron fogatas en su campamento y se dieron a la fuga.
29 Como veían fogatas, Jonatán y sus hombres no se percataron hasta la mañana siguiente de la partida de aquellos.
30 Jonatán los persiguió pero no logró alcanzarlos porque habían atravesado el río Eleuterio.
31 Jonatán se volvió entonces contra los árabes llamados zabadeos, los derrotó y se apoderó de sus bienes,
32 luego levantó su campamento, llegó a Damasco y recorrió toda la provincia.
33 Simón por su parte había salido y había avanzado hasta Ascalón y las fortalezas vecinas; luego regresó hasta Jope y la ocupó,
34 pues se había informado que los habitantes de esa fortaleza tenían la intención de entregársela a Demetrio; dejó allí una guarnición para custodiar la ciudad.
35 De regreso en Jerusalén, Jonatán convocó a los ancianos del pueblo y decidió con ellos construir fortalezas en Judea,
36 elevar las murallas de Jerusalén y construir un muro elevado entre la ciudadela y la ciudad para aislarla de ésta y para que sus habitantes, así aislados, no pudiesen más comprar ni vender.
37 Se juntaron para reconstruir la ciudad, porque una parte de la muralla que da hacia la quebrada que está al este se había caído. Renovaron también el barrrio llamado Cafenata.
38 Simón por su parte reconstruyó Adida en la planicie costera, la fortificó y le puso puertas guarnecidas de cerrojos.
39 Trifón quería reinar en Asia, coronarse como rey y apresar al rey Antíoco,
40 pero tenía miedo de que Jonatán se lo impidiese y le declarase la guerra. Por eso Trifón buscaba la manera de apoderarse de él y de darle muerte; se puso en camino y llegó a Bet-Chean.
41 Jonatán salió a su encuentro con cuarenta mil de entre los mejores hombres y marchó contra Bet-seán.
42 Cuando Trifón vio que Jonatán llegaba con un poderoso ejército, no se atrevió a apresarlo.
43 Lo recibió con todos los honores, se lo recomendó a todos sus Amigos, le ofreció regalos y ordenó a sus Amigos y a sus soldados que le obedecieran como si fuera él.
44 Dijo luego a Jonatán: «¿Por qué cansas a todos esos hombres, siendo que no tenemos conflicto?
45 Mándalos de vuelta a su casa, quédate sólo con algunos para acompañarte y ven conmigo a Tolemaida. Pondré esa ciudad en tus manos como también las demás fortalezas, las otras tropas y a todos los servidores del rey, luego me volveré a Antioquía, pues para eso vine».
46 Jonatán le creyó e hizo como el otro le decía; despachó a sus hombres, que volvieron a Judea,
47 no reservándose para sí más que tres mil. Mandó dos mil a Galilea y se quedó con mil para que lo acompañaran.
48 Pero en cuanto Jonatán entró en Tolemaida, los habitantes cerraron las puertas, lo tomaron prisionero y mataron a espada a todos los que lo acompañaban.
49 Trifón mientras tanto había mandado un ejército y una caballería a Galilea para aplastar en la Gran Llanura a todos los hombres de Jonatán.
50 Pero cuando éstos supieron que Jonatán había sido apresado y que había caído junto con todos sus compañeros, se dieron ánimo los unos a los otros y empezaron a caminar en filas apretadas, listos para combatir.
51 Viendo que estaban decididos a defender su vida, los que los perseguían dieron media vuelta,
52 y así fue como todos aquellos regresaron sin problema al territorio de Judá; lloraron a Jonatán y a sus compañeros y un gran terror se apoderó de ellos. Todo Israel hizo un gran duelo.
53 Todas las naciones de los alrededores no pensaban más que en eliminarlos, pues decían: «¡Ya no tienen ni jefe ni aliados; ataquémoslos ahora y borremos su memoria de en medio de los hombres!»

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