01 | Por orden de Dios, un hombre de Dios llegó a Betel desde Judá, cuando Jeroboam estaba junto al altar quemando el incienso. |
02 | El hombre de Dios gritó en contra del altar por orden de Yavé: «¡Altar, altar! , esto dice Yavé: nacerá en la casa de David un hijo de nombre Josías. Sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los Altos Lugares, a los que queman el incienso en ti, y se quemarán en ti huesos humanos». |
03 | Y ese mismo día dio esta señal: «Esta es la señal que les da Yavé: el altar se partirá y la ceniza que está encima se desparramará». |
04 | Cuando el rey Jeroboam escuchó esa maldición del hombre de Dios contra el altar de Betel, extendió la mano y ordenó: «¡Deténganlo!» Pero la mano que había extendido contra el hombre de Dios quedó tiesa y no pudo encogerla. |
05 | El altar se rompió y la ceniza del altar se desparramó; esa era la señal que había dado el hombre de Dios por orden de Yavé. |
06 | El rey tomó entonces la palabra y dijo al hombre de Dios: «Por favor, apacigua a Yavé tu Dios, ruega por mí para que vuelva a mover mi mano». El hombre de Dios apaciguó a Yavé y la mano del rey volvió a moverse; estaba como antes. |
07 | El rey dijo entonces al hombre de Dios: «Ven conmigo a mi casa, recupera tus fuerzas y te daré un regalo». |
08 | Pero el hombre de Dios dijo al rey: «Aunque me dieras la mitad de tu casa, no entraría allí contigo. No comeré pan ni beberé agua en este lugar, |
09 | porque la palabra de Dios traía también una orden para mí: No comerás pan ni beberás agua, ni regresarás por el mismo camino por el que viniste». |
10 | Se fue pues por otro camino, desviándose del camino por donde había subido a Betel. |
11 | Había en Betel un viejo profeta, cuyos hijos le fueron a contar todo lo que el hombre de Dios había hecho ese día en Betel; repitieron a su padre todas las palabras que ese hombre había dicho al rey. |
12 | Su padre les dijo: «¿Por qué camino se fue?» Y sus hijos le indicaron el camino por donde el hombre de Dios, venido de Judá, se había vuelto. |
13 | Dijo entonces a sus hijos: «Ensillen mi burro». Le ensillaron el burro y montó en él. |
14 | Se fue pues tras el hombre de Dios y lo encontró sentado bajo un terebinto. Le dijo: «¿Tú eres el hombre de Dios que vino de Judá?» Respondió: «Sí, soy yo». |
15 | Le dijo: «Ven a mi casa para que comas un poco». |
16 | El otro respondió: «No puedo volverme contigo ni entrar en tu casa. No comeré pan ni beberé agua contigo en ese lugar, |
17 | porque esta fue la palabra de Yavé: No comerás pan ni beberás agua y no te volverás por el camino por donde te fuiste». |
18 | Pero el viejo profeta le replicó: «Yo también soy un profeta como tú y un ángel me habló. Me transmitió esta orden de Yavé: Haz que se venga contigo a tu casa para que coma pan y beba agua». Era una mentira. |
19 | El hombre de Dios se volvió pues con él, comió pan y bebió agua en su casa. |
20 | Cuando estaban sentados a la mesa, una palabra de Dios fue dirigida al profeta que lo había traído de vuelta. |
21 | Habló fuerte al hombre de Dios que había subido de Judá: «Así habla Yavé: Ya que te has rebelado a la orden de Yavé y no has cumplido el mandato que te dio Yavé tu Dios, |
22 | puesto que has vuelto sobre tus pasos y has comido aquí pan y bebido agua, siendo que tú habías recibido la orden de no comer ni beber, tu cadáver no entrará en la tumba de tus padres». |
23 | Después de haber comido y bebido, el profeta que lo había traído de vuelta le ensilló su burro |
24 | y el hombre se fue. Un león lo atacó en el camino y lo mató. Su cadáver quedó en el camino, el burro no lo abandonó y el león se quedó también al lado del cuerpo. |
25 | La gente que pasaba por allí vio el cadáver en el camino y al león que estaba echado a su lado; cuando llegaron a su casa, contaron lo que habían visto en la ciudad donde vivía el viejo profeta |
26 | que lo había desviado de su camino. En cuanto lo supo el profeta, dijo: «Es el hombre de Dios que desobedeció la orden de Yavé, y Yavé lo entregó al león que lo desgarró y le dio muerte, según la palabra que Yavé había dicho». |
27 | Se dirigió en seguida a sus hijos: «Ensíllenme mi burro», les dijo. Se lo ensillaron. |
28 | Salió y halló el cadáver atravesado en el camino, junto con el burro y el león que estaban todavía allí, a un lado cada uno. El león no había devorado el cuerpo, ni tampoco había atacado al burro. |
29 | El profeta levantó el cadáver del hombre de Dios, lo puso sobre su burro y lo trajo de vuelta; cuando llegó a la ciudad, se encargó de los funerales y del entierro. |
30 | Depositó el cadáver en su propia tumba e hizo duelo por él: «¡Ay, hermano mío!» |
31 | Después que lo hubo sepultado, dijo a sus hijos: «Cuando yo muera, me pondrán en la tumba donde enterré al hombre de Dios. Depositarán mis huesos al lado de los suyos. |
32 | Porque, se lo digo, se cumplirá la maldición que pronunció por orden de Yavé contra el altar de Betel y contra todos los Lugares Altos de las ciudades de Samaría». |
33 | A pesar de eso, Jeroboam no se apartó de su mala conducta. Volvió a elegir sacerdotes entre el pueblo para los Lugares Altos; instituía como sacerdotes a todos los que querían y pasaban a formar parte de los sacerdotes de los Lugares Altos. |
34 | Esto fue un motivo de pecado para la casa de Jeroboam, por eso fue destruida y exterminada de la tierra. |