01 | Yavé dijo a Samuel: «¿Hasta cuándo seguirás llorando por Saúl? ¿No fui yo quien lo rechazó para que no reine más en Israel? Llena pues tu cuerno de aceite y anda. Te envío donde Jesé de Belén, porque me escogí un rey entre sus hijos». |
02 | Samuel respondió: «¿Cómo podré ir? Si Saúl se entera, me matará». Pero Yavé le dijo: «Tomarás una ternera y dirás que has ido a ofrecer un sacrificio a Yavé. |
03 | Invitarás al sacrificio a Jesé, y yo te daré a conocer lo que tienes que hacer: me consagrarás al que te mostraré». |
04 | Samuel hizo como le había dicho Yavé. Cuando llegó a Belén, los ancianos salieron temblando a su encuentro. Le dijeron: «¿Vienes en son de paz?» |
05 | «Sí, respondió, en son de paz. He venido a ofrecer un sacrificio a Yavé. Purifíquense y vengan conmigo al sacrificio». Fue a purificar a Jesé y a invitarlo al sacrificio junto con sus hijos. |
06 | Cuando entraron, Samuel divisó a Eliab y pensó: «Seguramente ése será el que Yavé va a consagrar». |
07 | Pero Yavé dijo a Samuel: «Olvídate de su apariencia y de su gran altura, lo he descartado. Porque Dios no ve las cosas como los hombres: el hombre se fija en las apariencias pero Dios ve el corazón». |
08 | Jesé llamó a Abinadab y lo hizo pasar ante Samuel. Pero Samuel le dijo: «Este tampoco es el elegido de Yavé». |
09 | Jesé hizo pasar a Samma, pero Samuel le dijo: «Yavé tampoco lo ha elegido». |
10 | Finalmente Jesé hizo pasar a sus siete hijos ante Samuel, y Samuel decía a Jesé: «Yavé no ha elegido a ninguno de estos». |
11 | Entonces Samuel dijo a Jesé: «¿Esos son todos tus hijos?» Respondió: «Todavía falta el menor, que cuida el rebaño». Samuel le dijo: «Mándalo a buscar porque no nos sentaremos a la mesa hasta que no esté aquí». |
12 | Fueron pues a buscarlo y llegó; era rubio con hermosos ojos y una bella apariencia. Yavé dijo entonces: «Párate y conságralo; es él». |
13 | Samuel tomó su cuerno con aceite y lo consagró en medio de sus hermanos. Desde entonces y en adelante el espíritu de Yavé se apoderó de David. Por lo que respecta a Samuel, se levantó y se volvió a Ramá. |
14 | El espíritu de Yavé se había apartado de Saúl y un espíritu malo enviado por Yavé lo atormentaba. |
15 | Los servidores de Saúl le dijeron: «Un mal espíritu de Dios te produce esos sustos. |
16 | Basta con que nuestro señor lo ordene, ya que tus servidores estamos para atenderte, y buscaremos a un hombre que sepa tocar la cítara, y en cuanto se deje caer sobre ti el mal espíritu, él tocará y tú te mejorarás». |
17 | Saúl dijo, pues, a sus servidores: «Búsquenme a un hombre que sea un buen músico y tráiganmelo». |
18 | Uno de los servidores pidió la palabra y dijo: «Conozco a un hijo de Jesé de Belén que sabe tocar música. Es un muchacho valiente, un buen guerrero; es inteligente, buen mozo y Yavé está con él». |
19 | Saúl mandó a uno de sus mensajeros donde Jesé para que le dijera: «Mándame a tu hijo David, el que cuida el rebaño». |
20 | Jesé tomó un pan, un cuero de vino y un cabrito, y se los mandó a Saúl por intermedio de su hijo David. |
21 | Así fue como David llegó a la casa de Saúl y se puso a su servicio. Saúl lo quería mucho y David llegó a ser el que llevaba sus armas. |
22 | Saúl mandó a decir a Jesé: «Dale permiso a David para que se quede a mi servicio porque me cae muy bien». |
23 | Y así, cuando el espíritu de Dios maltrataba a Saúl, David tomaba la cítara y la tocaba; eso le hacía bien a Saúl, se sentía aliviado y el mal espíritu se alejaba de él. |