01 | Entonces Ana pronunció este cántico: «Mi corazón se alegra con Yavé, llena de fuerza me siento con Yavé; ya puedo responder a quienes me ofendían porque me salvaste, y soy feliz. |
02 | No hay otro Santo que Yavé, nadie hay fuera de ti ni otra roca fuera de nuestro Dios. |
03 | Basta de palabras altaneras, no salga más la arrogancia de sus bocas. Yavé es un Dios que todo lo sabe, él es quien pesa las acciones. |
04 | Se rompe el arco de los poderosos, pero de fuerza se ciñen los débiles. |
05 | Los satisfechos trabajan por un pan, pero los hambrientos ahora descansan; la que era estéril tiene siete partos, otra, con muchos hijos, queda sola; |
06 | Yavé da muerte y vida, hace bajar al lugar de los muertos y hace que de allí vuelvan. |
07 | Yavé empobrece y enriquece, El humilla, pero luego levanta. |
08 | Saca del polvo al pequeño y retira al pobre del estiércol para que se siente entre los grandes y para darle un trono de gloria. De Yavé son la tierra y sus columnas, sobre ellas el mundo estableció. |
09 | Él guía los pasos de sus fieles, pero los malos desaparecen en las tinieblas: pues no por la fuerza triunfa el hombre. |
10 | ¡Cuando truena en los cielos el Altísimo, los que odian a Yavé son aplastados! Yavé manda hasta el confín del mundo: da la fuerza a su Rey y hace invencible a su Ungido». |
11 | Elcana se volvió a su casa en Ramá, y el niño se quedó al servicio de Yavé, bajo la custodia del sacerdote Helí. |
12 | Los hijos de Helí eran unos desalmados que no respetaban a Yavé |
13 | ni la ley de los sacerdotes con respecto al pueblo. Cuando alguien ofrecía un sacrificio, venía el sirviente del sacerdote mientras se estaba cociendo la carne y con un tenedor de tres dientes |
14 | picaba en el caldero, o en la olla, o en el cántaro o en la vasija, y todo lo que picaba el tenedor era para el sacerdote. Así se hacía con todos los israelitas que iban a Silo. |
15 | Incluso antes de que se quemara la grasa, llegaba el sirviente del sacerdote y decía al que estaba ofreciendo el sacrificio: «Dame carne para asársela al sacerdote, él no aceptará carne cocida, sino únicamente carne para asarla». |
16 | Y si alguien le respondía: «Espera primero a que se queme la grasa, luego toma lo que quieras», le replicaba: «¡No, tienes que dármelo en seguida, si no lo tomaré a la fuerza!» |
17 | El pecado de esos jóvenes era muy grande a los ojos de Yavé porque desacreditaban la ofrenda que se hace a Yavé. |
18 | Samuel era todavía un niño, estaba al servicio de Yavé y llevaba una vestimenta de lino. |
19 | Su madre le confeccionaba todos los años una pequeña túnica que le llevaba cuando subía con su marido para el sacrificio anual. |
20 | En una de esas ocasiones Helí bendijo a Elcana y a su mujer: «Yavé, le dijo, te dé hijos de esta mujer a cambio del hijo que ella consagró a Yavé». Después de lo cual regresaron a su casa. |
21 | Yavé se acordó de Ana: concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Samuel mientras tanto crecía bajo la mirada de Yavé. |
22 | Helí era muy viejo. Supo lo mal que se portaban sus hijos ante todo Israel, pues se acostaban con las mujeres que estaban de servicio a la entrada de la Tienda de las Citas. |
23 | Les dijo: «¿Por qué se portan así? Todo el mundo me habla de sus fechorías. |
24 | ¡No, hijos míos! Lo que oigo no es nada de bueno: ustedes pecan contra Yavé. |
25 | Si un hombre peca contra otro hombre, Dios hará de mediador, pero si uno peca contra Yavé, ¿quién intercederá por él?» Sin embargo no hicieron caso a los consejos de su padre, pues Yavé ya había decidido su perdición. |
26 | Samuel mientras tanto día a día crecía y progresaba tanto a los ojos de Yavé como a los de los hombres. |
27 | Un hombre de Dios fue a ver a Helí y le dijo: «Escucha esta palabra de Yavé: Me di a conocer claramente a la casa de tu padre cuando estaban en Egipto a las órdenes del Faraón. |
28 | Lo elegí entre todas las tribus de Israel para que fuera mi sacerdote, para que subiera a mi altar, quemara el incienso y llevara el efod delante de mí. Le di a la casa de tu padre todas las ofrendas que los Israelitas sacrifican por medio del fuego. |
29 | ¿Por qué ahora desacreditan los sacrificios y las ofrendas que he ordenado en mi casa? Has tenido más miramientos con tus hijos que conmigo y has dejado que engorden con lo mejor de las ofrendas que presenta mi pueblo de Israel. |
30 | Por eso, esto dice Yavé, el Dios de Israel: Yo había declarado que tu casa, la de tu padre, permanecería para siempre a mi servicio. ¡Pero ahora, dice Yavé, se acabó! Porque honro a los que me honran, pero los que me desprecian serán menospreciados. |
31 | Vendrá un día en que te romperé los brazos a ti y a la familia de tu padre, y ya no habrá más viejos en tu casa. |
32 | Verás todo el bien que haré a Israel, mientras que tu morada quedará sumergida en la angustia: nunca más se verá en ella gente de edad. |
33 | Haré que permanezca siempre cerca de mi altar uno de tus descendientes para que lo vean sus ojos y sea humillado, pero todos los demás que nazcan en tu casa perecerán por la espada de los hombres. |
34 | Tú mismo tendrás una señal de lo que sucederá: tus dos hijos, Jofni y Finjas, morirán ambos el mismo día. |
35 | Haré que surja un sacerdote fiel que actuará según mi corazón y según mi alma; le haré una casa inamovible y cumplirá siempre su cargo bajo la mirada de aquel que he elegido. |
36 | Los que queden de tu casa vendrán a arrodillarse ante él por una monedita o por un mendrugo de pan y dirán: Dame, por favor, algún cargo en el sacerdocio para tener un pedazo de pan que comer». |