01 | David llegó a Siclag con sus hombres dos días después. Ahora bien, los amalecitas habían hecho una incursión por el Negueb hasta Siclag, se habían apoderado del pueblo y lo habían incendiado. |
02 | También habían capturado a las mujeres y a todos los que se encontraban allí, pequeños y grandes, pero sin matar a nadie; y se habían vuelto por donde habían venido llevándose a todo el mundo. |
03 | Cuando David y sus compañeros llegaron al pueblo, lo encontraron incendiado, y vieron que sus mujeres, hijos e hijas habían sido llevados cautivos. |
04 | David y el pueblo que lo acompañaba se pusieron a gritar y a llorar hasta que quedaron sin aliento para llorar. |
05 | Las dos mujeres de David, Ajinoam de Yizreel y Abigaíl, mujer de Nabal de Carmel, también habían sido llevadas cautivas. |
06 | David se vio en un gran apuro porque su gente hablaba de apedrearlo, pues tan grande era la desesperación de cada uno por sus hijos e hijas. Pero David recuperó su confianza en Yavé su Dios. |
07 | Dijo al sacerdote Ebiatar, hijo de Ajimelec: «Tráeme el efod». Ebiatar trajo el efod a David. |
08 | David consultó a Yavé: «Tengo que perseguir a esa banda? ¿La alcanzaré?» La respuesta fue: «Persíguelos, los alcanzarás y librarás a los cautivos». |
09 | David salió y caminaron con él seiscientos compañeros hasta el torrente de Besor, |
10 | pero sólo cuatrocientos prosiguieron la persecución con David, porque los otros doscientos estaban muy cansados para cruzar el torrente de Besor, y allí se detuvieron. |
11 | Hallaron en descampado a un egipcio y lo llevaron donde David. Le dieron pan y agua, comió y bebió. |
12 | Además le dieron un trozo de torta de higos y dos racimos de pasas; después que comió recuperó sus sentidos, porque no había comido ni bebido hacía tres días y tres noches. |
13 | David le dijo: «¿A quién perteneces y de dónde vienes?» Dijo: «Soy un joven egipcio esclavo de un amalecita; mi amo me abandonó hace tres días porque estaba enfermo. |
14 | Nosotros habíamos hecho una incursión por el Negueb de los quereteos, por el Negueb de Judá y por el Negueb de Caleb; además incendiamos Siclag. |
15 | David le dijo: «¿Puedes llevarnos donde esos salteadores?» Respondió: «Si me juras por tu Dios que no me matarás ni me entregarás a mi amo, te llevaré donde esos salteadores». |
16 | Los llevó allá. Los salteadores estaban dispersos, comiendo, tomando, celebrando una fiesta con todo el botín que habían juntado en territorio filisteo y de Judá. |
17 | David los masacró desde el alba hasta el atardecer y acabó con ellos. No escapó ninguno, salvo cuatrocientos jóvenes que huyeron en sus camellos. |
18 | David recuperó todo lo que le habían quitado los amalecitas, y recuperó también a sus dos mujeres. |
19 | No quedó nadie de los amalecitas, ni chico ni grande, ni joven ni muchacha; tampoco les quedó algo de todo el botín que habían juntado; David se lo llevó todo. |
20 | David tomó el ganado menor y mayor y su gente lo arriaba delante de él, diciendo: «¡Este es el botín de David!» |
21 | Cuando David llegó cerca de los doscientos hombres que se habían detenido, demasiado cansados, ante el torrente de Besor, éstos salieron al encuentro de David y de la tropa que lo acompañaba. David se dirigió donde ellos y los saludó, |
22 | pero los más malos y mañosos de sus acompañantes tomaron la palabra: «Ya que esos hombres no vinieron con nosotros, no les daremos ninguna cosa del botín que hemos ganado. Sólo les devolveremos a sus mujeres e hijos y dejaremos que se vayan». |
23 | Pero David les dijo: «No, hermanos, no hagan tal cosa después de lo que Yavé ha hecho por nosotros. Vean cómo nos protegió entregando en nuestras manos a esa banda de salteadores que habían venido a atacarnos. |
24 | ¿Quién podría estar de acuerdo con ustedes? El combatiente y el que custodia el equipaje tendrán partes iguales». |
25 | Desde ese día, esta ha sido la regla y ha pasado a ser una costumbre en Israel. |
26 | Cuando regresó a Siclag, David envió una parte del botín a los ancianos de Judá, diciéndoles: «Ahí tienen un regalo del botín que arrebatamos a los enemigos de Yavé». |
27 | Lo envió a Betul, a Ramá del Neguev, a Yatir, |
28 | a Aroer, a Sifmot, a Estemoa, |
29 | a Carmel, a las ciudades de Yerajmeel, a las ciudades de los quenitas, |
30 | a Jorma, a Bor-Asán, a Eter, |
31 | a Hebrón, y a todos los lugares que había frecuentado David con sus compañeros; cada uno recibió su parte. |