I Corintios, 901 | ¿Acaso yo no soy libre? ¿No soy Apóstol? ¿No he visto a Jesús, nuestro Señor? ¿No son ustedes mi obra en el Señor? |
02 | Si para otros yo no soy Apóstol, lo soy al menos para ustedes, porque ustedes son el sello de mi apostolado en el Señor. |
03 | ¡Esta es mi defensa contra los que me acusan! |
04 | ¿Acaso no tenemos derecho a comer y a beber, |
05 | a viajar en compañía de una mujer creyente, como lo hacen los demás Apóstoles, los hermanos del Señor y el mismo Cefas? |
06 | ¿O bien, Bernabé y yo somos los únicos que estamos obligados a trabajar para subsistir? |
07 | ¿Qué soldado hace una campaña a sus propias expensas? ¿O quién planta una viña y no come de sus frutos? ¿O quién apacienta un rebaño y no se alimenta con la leche de las ovejas? |
08 | Aunque parezca que hablo en términos demasiado humanos, la Ley nos enseña lo mismo. |
09 | Porque está escrito en la Ley de Moisés: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Será que Dios se preocupa de los bueyes? |
10 | ¿No será que él habla de nosotros? Sí, esto se escribió por nosotros, porque el que ara tiene que arar con esperanza, y el que trilla el grano debe hacerlo con esperanza de recoger su parte. |
11 | Si nosotros hemos sembrado en ustedes bienes espirituales, ¿qué tiene de extraño que recojamos de ustedes bienes temporales? |
12 | Si otros tienen este derecho sobre ustedes, ¿no lo tenemos nosotros con más razón? Sin embargo, nunca hemos hecho uso de él; por el contrario, lo hemos soportado todo para no poner obstáculo a la Buena Noticia de Cristo. |
13 | ¿No saben ustedes que los ministros del culto viven del culto, y que aquellos que sirven al altar participan del altar? |
14 | De la misma manera, el Señor ordenó a los que anuncian el Evangelio que vivan del Evangelio. |
15 | A pesar de todo, no he usado de ninguno de estos derechos; y no les digo esto para aprovecharme ahora de ellos; antes preferiría morir. No, nadie podrá privarme de este motivo de gloria. |
16 | Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! |
17 | Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión. |
18 | ¿Cuál es entonces mi recompensa? Predicar gratuitamente la Buena Noticia, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere. |
19 | En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. |
20 | Me hice judío con los judíos para ganar a los judíos; me sometí a la Ley, con los que están sometidos a ella -aunque yo no lo estoy- a fin de ganar a los que están sometidos a la Ley. |
21 | Y con los que no están sometidos a la Ley, yo, que no vivo al margen de la Ley de Dios -porque estoy sometido a la Ley de Cristo- me hice como uno de ellos, a fin de ganar a los que no están sometidos a la Ley. |
22 | Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. |
23 | Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes. |
24 | ¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? Corran, entonces, de manera que lo ganen. |
25 | Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible. |
26 | Así, yo corro, pero no sin saber adónde; peleo, no como el que da golpes en el aire. |
27 | Al contrario, castigo mi cuerpo y lo tengo sometido, no sea que, después de haber predicado a los demás, yo mismo quede descalificado. |