01 | Entonces Noemí, su suegra, le dijo: «Hija mía, yo quisiera conseguirte un lugar seguro, donde puedas ser feliz. |
02 | Por otra parte, Booz, el hombre con cuyas servidoras estuviste, es pariente cercano nuestro. Esta noche él estará aventando la cebada en la era. |
03 | Lávate, perfúmate, cúbrete con tu manto y baja a la era. No dejes que te reconozca antes que termine de comer y beber. |
04 | Cuando se acueste, fíjate en el lugar donde él esté acostado; entonces ve, destápale los pies y acuéstate allí, Después él mismo te indicará lo que debes hacer». |
05 | Ella le respondió: «Haré todo lo que me has dicho». |
06 | Rut bajó a la era e hizo todo lo que su suegra le había mandado. |
07 | Booz comió y bebió, y se puso alegre. Luego fue a acostarse junto a la parva de cebada. Ella fue sigilosamente, le destapó los pies y se acostó. |
08 | A eso de la media noche, el hombre se despertó sobresaltado, y al incorporarse, vio que había una mujer acostada a sus pies. |
09 | «Y tú, ¿quién eres?», le preguntó. «Soy Rut, tu servidora, respondió ella; extiende tu manta sobre tu servidora, porque a ti te toca responder por mí». |
10 | El exclamó: «¡Que el Señor te bendiga, hija mía! Tú has realizado un segundo acto de piedad filial, mejor que el primero, al no pretender a ningún joven, ni pobre ni rico. |
11 | Y ahora, no temas, hija mía. Haré por ti todo lo que me digas, porque toda la gente de mi pueblo sabe muy bien que eres una mujer virtuosa. |
12 | Es verdad que a mí me toca responder por ti, pero hay otro pariente más cercano que yo. |
13 | Pasa aquí la noche; y mañana, si él quiere ejercer contigo su derecho, que lo haga; de lo contrario, lo haré yo. Te lo juro. Acuéstate hasta que amanezca». |
14 | Rut quedó acostada a sus pies hasta la madrugada, y se levantó a la hora en que un hombre todavía no puede reconocer a otro, porque Booz no quería que se supiera que la mujer había venido a la era. |
15 | Entonces le dijo: «Trae el manto que tienes puesto y sujétalo bien». Mientras ella lo sujetó, él midió media bolsa de cebada y puso la carga sobre sus hombros. Después, ella entró en la ciudad. |
16 | Cuando llegó adonde estaba su suegra, esta le dijo: «¿Cómo te ha ido, hija mía?». Rut le contó todo lo que el hombre había hecho por ella, |
17 | y añadió: «Me entregó esta media bolsa de cebada, diciéndome que no debía volver con las manos vacías a la casa de mi suegra». |
18 | Noemí respondió: «Quédate tranquila, hija mía, hasta que veas cómo se resuelve todo esto. Seguramente este hombre no descansará hasta arreglar hoy mismo este asunto». |