Logo Vida Alterna


Compártenos
FacebookTwitterGoogleCorreoPin it
/www.vidaalterna.com/paz/ >Biblia>Salmos>Salmos Capítulo 102: Tú eres siempre el mismo, Señor

Salmos Capítulo 102: Tú eres siempre el mismo, Señor

01 Oración del afligido que, en su angustia, derrama su llanto ante el Señor.
02 Señor, escucha mi oración y llegue a ti mi clamor;
03 no me ocultes tu rostro en el momento del peligro; inclina hacia mí tu oído, respóndeme pronto, cuando te invoco.
04 Porque mis días se disipan como el humo, y mis huesos arden como brasas;
05 mi corazón se seca, marchitado como la hierba, ¡y hasta me olvido de comer mi pan!
06 Los huesos se me pegan a la piel, por la violencia de mis gemidos.
07 Me parezco a una lechuza del desierto, soy como el búho entre las ruinas;
08 estoy desvelado, y me lamento como un pájaro solitario en el tejado;
09 mis enemigos me insultan sin cesar, y enfurecidos, me cubren de imprecaciones.
10 Yo como ceniza en vez de pan y mezclo mi bebida con lágrimas,
11 a causa de tu indignación y tu furor, porque me alzaste en alto y me arrojaste.
12 Mis días son como sombras que se agrandan, y me voy secando como la hierba.
13 Pero tú, Señor, reinas para siempre, y tu Nombre permanece eternamente.
14 Tú te levantarás, te compadecerás de Sión, porque ya es hora de tenerle piedad, ya ha llegado el momento señalado:
15 tus servidores sienten amor por esas piedras y se compadecen de esas ruinas.
16 Las naciones temerán tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria:
17 cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso en medio de ella;
18 cuando acepte la oración del desvalido y no desprecie su plegaria.
19 Quede esto escrito para el tiempo futuro y un pueblo renovado alabe al Señor:
20 porque él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo,
21 para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte.
22 para proclamar en Sión el nombre del Señor y su alabanza en Jerusalén,
23 cuando se reúnan los pueblos y los reinos, y sirvan todos juntos al Señor.
24 Mis fuerzas se debilitaron por el camino y se abreviaron mis días;
25 pero yo digo: «Dios mío, no me lleves en la mitad de mi vida, tú que permaneces para siempre».
26 En tiempos remotos, fundaste la tierra, y el cielo es obra de tus manos;
27 ellos se acaban, y tú permaneces: se desgastan lo mismo que la ropa, los cambias como a un vestido, y ellos pasan.
28 Tú, en cambio, eres siempre el mismo, y tus años no tienen fin.
29 Los hijos de tus servidores tendrán una morada y su descendencia estará segura ante ti.

Salmos Capítulo 101: Voy a cantar al amor y a la justicia | Salmos Capítulo 103: Bendice, alma mía, al Señor

Salmos
Biblia


Zona de comentarios