01 | Oración del afligido que, en su angustia, derrama su llanto ante el Señor. |
02 | Señor, escucha mi oración y llegue a ti mi clamor; |
03 | no me ocultes tu rostro en el momento del peligro; inclina hacia mí tu oído, respóndeme pronto, cuando te invoco. |
04 | Porque mis días se disipan como el humo, y mis huesos arden como brasas; |
05 | mi corazón se seca, marchitado como la hierba, ¡y hasta me olvido de comer mi pan! |
06 | Los huesos se me pegan a la piel, por la violencia de mis gemidos. |
07 | Me parezco a una lechuza del desierto, soy como el búho entre las ruinas; |
08 | estoy desvelado, y me lamento como un pájaro solitario en el tejado; |
09 | mis enemigos me insultan sin cesar, y enfurecidos, me cubren de imprecaciones. |
10 | Yo como ceniza en vez de pan y mezclo mi bebida con lágrimas, |
11 | a causa de tu indignación y tu furor, porque me alzaste en alto y me arrojaste. |
12 | Mis días son como sombras que se agrandan, y me voy secando como la hierba. |
13 | Pero tú, Señor, reinas para siempre, y tu Nombre permanece eternamente. |
14 | Tú te levantarás, te compadecerás de Sión, porque ya es hora de tenerle piedad, ya ha llegado el momento señalado: |
15 | tus servidores sienten amor por esas piedras y se compadecen de esas ruinas. |
16 | Las naciones temerán tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria: |
17 | cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso en medio de ella; |
18 | cuando acepte la oración del desvalido y no desprecie su plegaria. |
19 | Quede esto escrito para el tiempo futuro y un pueblo renovado alabe al Señor: |
20 | porque él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo, |
21 | para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte. |
22 | para proclamar en Sión el nombre del Señor y su alabanza en Jerusalén, |
23 | cuando se reúnan los pueblos y los reinos, y sirvan todos juntos al Señor. |
24 | Mis fuerzas se debilitaron por el camino y se abreviaron mis días; |
25 | pero yo digo: «Dios mío, no me lleves en la mitad de mi vida, tú que permaneces para siempre». |
26 | En tiempos remotos, fundaste la tierra, y el cielo es obra de tus manos; |
27 | ellos se acaban, y tú permaneces: se desgastan lo mismo que la ropa, los cambias como a un vestido, y ellos pasan. |
28 | Tú, en cambio, eres siempre el mismo, y tus años no tienen fin. |
29 | Los hijos de tus servidores tendrán una morada y su descendencia estará segura ante ti. |