01 | Junto a los ríos de Babilonia, nos sentábamos a llorar, acordándonos de Sión, |
02 | En los sauces de las orillas teníamos colgadas nuestras cítaras. |
03 | Allí nuestros carceleros nos pedían cantos, y nuestros opresores, alegría: «¡Canten para nosotros un canto de Sión!». |
04 | ¿Cómo podíamos cantar un canto del Señor en tierra extranjera? |
05 | Si me olvidara de ti, Jerusalén, que se paralice mi mano derecha; |
06 | que la lengua se me pegue al paladar si no me acordara de ti, si no pusiera a Jerusalén por encima de todas mis alegrías. |
07 | Recuerda, Señor, contra los edomitas, el día de Jerusalén, cuando ellos decían: «¡Arrásenla! ¡Arrasen hasta sus cimientos!». |
08 | ¡Ciudad de Babilonia, la devastadora, feliz el que te devuelva el mal que nos hiciste! |
09 | ¡Feliz el que tome a tus hijos y los estrelle contra las rocas! |