01 | Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Poema. |
02 | Oh Dios, nuestros padres nos contaron, y por eso llegó a nuestros oídos, la obra que hiciste antiguamente, |
03 | con tu propia mano, cuando ellos vivían. Tú expulsaste a las naciones para plantarlos a ellos; y para hacerlos crecer, destruiste a los pueblos. |
04 | No ocuparon la tierra con su espada ni su brazo les obtuvo la victoria: fue tu mano derecha y tu brazo, fue la luz de tu rostro, porque los amabas. |
05 | Eras tú, mi Rey y mi Dios, el que decidía las victorias de Jacob: |
06 | con tu auxilio embestimos al enemigo y en tu Nombre aplastamos al agresor. |
07 | Porque yo no confiaba en mi arco ni mi espada me dio la victoria: |
08 | tú nos salvaste de nuestros enemigos y confundiste a nuestros adversarios. |
09 | Dios ha sido siempre nuestro orgullo: damos gracias a tu Nombre eternamente. |
10 | Pero ahora nos rechazaste y humillaste: dejaste de salir con nuestro ejército, |
11 | nos hiciste retroceder ante el enemigo y nuestros adversarios nos saquearon. |
12 | Nos entregaste como ovejas al matadero y nos dispersaste entre las naciones; |
13 | vendiste a tu pueblo por nada, no sacaste gran provecho de su venta. |
14 | Nos expusiste a la burla de nuestros vecinos, a la risa y al escarnio de los que nos rodean; |
15 | hiciste proverbial nuestra desgracia y los pueblos nos hacen gestos de sarcasmo. |
16 | Mi oprobio está siempre ante mí y mi rostro se cubre de vergüenza, |
17 | por los gritos de desprecio y los insultos, por el enemigo sediento de venganza. |
18 | ¡Y todo esto nos ha sobrevenido sin que nos hayamos olvidado de ti, sin que hayamos traicionado tu alianza! |
19 | Nuestro corazón no se volvió atrás ni nuestros pasos se desviaron de tu senda, |
20 | como para que nos aplastaras en un lugar desierto y nos cubrieras de tinieblas. |
21 | Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios y recurrido a un dios extraño, |
22 | Dios lo habría advertido, porque él conoce los secretos más profundos. |
23 | Por tu causa nos dan muerte sin cesar y nos tratan como a ovejas que van al matadero. |
24 | ¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate, no nos rechaces para siempre! |
25 | ¿Por qué ocultas tu rostro y te olvidas de nuestra desgracia y opresión? |
26 | Estamos hundidos en el polvo, nuestro cuerpo está pegado a la tierra. |
27 | ¡Levántate, ven a socorrernos; líbranos por tu misericordia! |