01 | Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. |
02 | Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos». |
03 | Jesús les dijo entonces esta parábola: |
04 | «Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? |
05 | Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, |
06 | y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido". |
07 | Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse». |
08 | Y les dijo también: «Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? |
09 | Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido". |
10 | Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte». |
11 | Jesús dijo también: «Un hombre tenía dos hijos. |
12 | El menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte de herencia que me corresponde". Y el padre les repartió sus bienes. |
13 | Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. |
14 | Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. |
15 | Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. |
16 | Él hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. |
17 | Entonces recapacitó y dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! |
18 | Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; |
19 | ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros". |
20 | Se puso en camino y fue a casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, se echó al cuello de su hijo y lo cubrió de besos. |
21 | El joven le dijo: "Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo". |
22 | Pero el padre dijo a sus servidores: "Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. |
23 | Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, |
24 | porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado". Y comenzó la fiesta. |
25 | El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. |
26 | Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso. |
27 | Él le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". |
28 | Él se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, |
29 | pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. |
30 | ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!". |
31 | Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. |
32 | Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado"». |