01 | Unos fariseos y maestros de la Ley habían venido de Jerusalén. Se acercaron a Jesús |
02 | le dijeron: «¿Por qué tus discípulos no respetan la tradición de los antepasados? No se lavan las manos antes de comer.» |
03 | Jesús contestó: «Y ustedes, ¿por qué quebrantan el mandamiento de Dios en nombre de sus tradiciones? |
04 | En efecto, Dios dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y: "El que maldice a su padre o a su madre, será condenado a muerte". |
05 | En cambio, según ustedes, es correcto decir a su padre o a su madre: Lo que podías esperar de mí, ya lo tengo reservado para el Templo. |
06 | En este caso, según ustedes, una persona queda libre de sus deberes para con su padre y su madre. Y es así como ustedes anulan el mandamiento de Dios en nombre de sus tradiciones. |
07 | ¡Qué bien salvan las apariencias! Con justa razón profetizó Isaías de ustedes cuando dijo: |
08 | Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. |
09 | El culto que me rinden no sirve de nada, las doctrinas que enseñan no son más que mandatos de hombres.» |
10 | Luego Jesús mandó acercarse a la gente y les dijo: «Escuchen y entiendan: |
11 | Lo que entra por la boca no hace impura a la persona, pero sí mancha a la persona lo que sale de su boca.» |
12 | Poco después los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Sabes que los fariseos se han escandalizado de tu declaración?» |
13 | Jesús respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz. |
14 | ¡No les hagan caso! Son ciegos que guían a otros ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.» |
15 | Entonces Pedro le pidió: «Explícanos esta sentencia.» |
16 | Jesús le respondió: «¿También ustedes están todavía cerrados? |
17 | ¿No comprenden que todo lo que entra por la boca va al estómago y después termina en el basural? |
18 | En cambio lo que sale de la boca procede del corazón, y eso es lo que hace impura a la persona. |
19 | Del corazón proceden los malos deseos, asesinatos, adulterios, inmoralidad sexual, robos, mentiras, chismes. |
20 | Estas son las cosas que hacen impuro al hombre; pero el comer sin lavarse las manos no hace impuro al hombre.» |
21 | Jesús marchó de allí y se fue en dirección a las tierras de Tiro y Sidón |
22 | Una mujer cananea, que llegaba de ese territorio, empezó a gritar: «¡Señor, hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija está atormentada por un demonio.» |
23 | Pero Jesús no le contestó ni una palabra. Entonces sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Atiéndela, mira cómo grita detrás de nosotros.» |
24 | Jesús contestó: «No he sido enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.» |
25 | Pero la mujer se acercó a Jesús y, puesta de rodillas, le decía: «¡Señor, ayúdame!» |
26 | Jesús le dijo: «No se debe echar a los perros el pan de los hijos.» |
27 | La mujer contestó: «Es verdad, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.» |
28 | Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo.» Y en aquel momento quedó sana su hija. |
29 | De allí Jesús volvió a la orilla del mar de Galilea y, subiendo al cerro, se sentó en ese lugar. |
30 | Un gentío muy numeroso se acercó a él trayendo mudos, ciegos, cojos, mancos y personas con muchas otras enfermedades. Los colocaron a los pies de Jesús y él los sanó. |
31 | La gente quedó maravillada al ver que hablaban los mudos y caminaban los cojos, que los lisiados quedaban sanos y los ciegos recuperaban la vista; todos glorificaban al Dios de Israel. |
32 | Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de esta gente, pues hace ya tres días que me siguen y no tienen comida. Y no quiero despedirlos en ayunas, porque temo que se desmayen en el camino.» |
33 | Sus discípulos le respondieron: «Estamos en un desierto, ¿dónde vamos a encontrar suficiente pan como para alimentar a tanta gente?» |
34 | Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tienen ustedes?» Respondieron: «Siete, y algunos pescaditos.» |
35 | Entonces Jesús mandó a la gente que se sentara en el suelo. |
36 | Tomó luego los siete panes y los pescaditos, dio gracias y los partió. Iba entregándolos a los discípulos, y éstos los repartían a la gente. |
37 | Todos comieron hasta saciarse y llenaron siete cestos con los pedazos que sobraron. |
38 | Los que habían comido eran cuatro mil hombres, sin contar mujeres y niños. |
39 | Después Jesús despidió a la muchedumbre, subió a la barca y fue al territorio de Magadán. |