01 | No juzguen a los demás y no serán juzgados ustedes. |
02 | Porque de la misma manera que ustedes juzguen, así serán juzgados, y la misma medida que ustedes usen para los demás, será usada para ustedes. |
03 | ¿Qué pasa? Ves la pelusa en el ojo de tu hermano, ¿y no te das cuenta del tronco que hay en el tuyo? |
04 | ¿Y dices a tu hermano: Déjame sacarte esa pelusa del ojo, teniendo tú un tronco en el tuyo? |
05 | Hipócrita, saca primero el tronco que tienes en tu ojo y así verás mejor para sacar la pelusa del ojo de tu hermano. |
06 | No den lo que es santo a los perros, ni echen sus perlas a los cerdos, pues podrían pisotearlas y después se volverían contra ustedes para destrozarlos. |
07 | Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. |
08 | Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama. |
09 | ¿Acaso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra cuando le pide pan? |
10 | ¿O le daría una culebra cuando le pide un pescado? |
11 | Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que se las pidan! |
12 | Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí está toda la Ley y los Profetas. |
13 | Entren por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la ruina, y son muchos los que pasan por él. |
14 | Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce a la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran. |
15 | Cuídense de los falsos profetas: se presentan ante ustedes con piel de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. |
16 | Ustedes los reconocerán por sus frutos. ¿Cosecharían ustedes uvas de los espinos o higos de los cardos? |
17 | Lo mismo pasa con un árbol sano: da frutos buenos, mientras que el árbol malo produce frutos malos. |
18 | Un árbol bueno no puede dar frutos malos, como tampoco un árbol malo puede producir frutos buenos. |
19 | Todo árbol que no da buenos frutos se corta y se echa al fuego |
20 | Por lo tanto, ustedes los reconocerán por sus obras. |
21 | No bastará con decirme: ¡Señor! , ¡Señor! , para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo. |
22 | Aquel día muchos me dirán: ¡Señor, Señor! , hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre hemos expulsado demonios y realizado muchos milagros. |
23 | Entonces yo les diré claramente: Nunca les conocí. ¡Aléjense de mí ustedes que hacen el mal! |
24 | Si uno escucha estas palabras mías y las pone en práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre roca. |
25 | Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra aquella casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre roca. |
26 | Pero dirán del que oye estas palabras mías, y no las pone en práctica: aquí tienen a un tonto que construyó su casa sobre arena. |
27 | Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra esa casa: la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre.» |
28 | Cuando Jesús terminó este discurso, la gente estaba admirada de cómo enseñaba, |
29 | porque lo hacía con autoridad y no como sus maestros de la Ley. |