01 | También fueron detenidos siete hermanos con su madre, y el rey quiso obligarlos, haciéndoles azotar con correas de cuero, a comer carne de cerdo prohibida por la Ley. |
02 | Uno de ellos tomó la palabra en nombre de todos y dijo: «¿Qué exiges y qué quieres saber de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que desobedecer a la Ley de nuestros padres». |
03 | Furioso, el rey ordenó poner en el fuego ollas y sartenes. En cuanto estuvieron calientes, |
04 | ordenó que le cortaran la lengua al que había hablado en nombre de todos, que le arrancaran el cuero cabelludo y le cortaran las extremidades ante los ojos de sus hermanos y de su madre. |
05 | Cuando estuvo completamente mutilado, ordenó el rey que lo acercaran al fuego y lo cocieran en la sartén, siendo que aún respiraba. Mientras el humo de la sartén se expandía a lo lejos, sus hermanos y su madre se daban ánimo unos a otros para morir valientemente, diciendo: |
06 | «El Señor Dios que nos mira tendrá seguramente piedad de nosotros, según la palabra de Moisés en el Cántico que pronunció frente a todos. Allí se dice: Tendrá piedad de sus servidores». |
07 | Cuando el primero hubo así pasado a la otra vida, llevaron al segundo al suplicio, le arrancaron la piel de su cabeza junto con sus cabellos y le preguntaron si quería comer cerdo en vez de ser torturado en todos los miembros de su cuerpo. |
08 | Respondió en la lengua de sus padres: «¡No!» Por lo cual sufrió a su vez los mismos suplicios que el primero. |
09 | En el momento de dar su último suspiro dijo: «¡No eres más que un criminal! Nos quitas la vida presente, pero el Rey del Universo nos resucitará a una vida eterna, a nosotros que morimos por fidelidad a sus leyes». |
10 | Después de éste torturaron al tercero; cuando el verdugo se lo pidió, presentó inmediatamente la lengua y extendió sin vacilar sus manos. |
11 | Tuvo la valentía de declarar: «Del Cielo he recibido estas manos, pero las sacrifico por sus leyes, y de él espero que me las devuelva». |
12 | Hasta el mismo rey y su corte quedaron asombrados de la valentía de ese joven que no tomaba en cuenta para nada sus sufrimientos. |
13 | Cuando murió, sometieron al cuarto a los mismos suplicios. |
14 | Estando a punto de morir, dijo: «Felices los que mueren a manos de los hombres, teniendo la esperanza recibida de Dios de ser resucitados por él; pero para ti no habrá resurrección para la vida». |
15 | Trajeron después al quinto y lo torturaron. Con sus ojos fijos en el rey, le dijo: |
16 | «Aunque eres mortal, tienes autoridad sobre los hombres y haces lo que quieres, pero no creas que nuestra raza esté abandonada de Dios. |
17 | Espera y verás su gran poder y cómo te atormentará a ti y a tu raza». |
18 | Después de él trajeron al sexto. Cuando estaba a punto de morir, dijo: «No te hagas ninguna ilusión, porque si hemos atraído sobre nosotros estas desgracias y si nos tocan ahora pruebas poco comunes es porque pecamos contra nuestro Dios. |
19 | Pero tú, que te atreves a hacerle la guerra a Dios, no creas que quedarás sin castigo». |
20 | ¡Esa madre que vio morir a sus siete hijos en el transcurso de un solo día fue realmente admirable y merece ser famosa! Lo soportó todo sin flaquear, basada en la esperanza que ponía en el Señor. |
21 | Fue animando a cada uno de ellos en la lengua de sus padres, y llena de los más bellos sentimientos, sostuvo con coraje viril su ternura de madre. |
22 | Les decía: «No sé cómo aparecieron ustedes en mis entrañas, pues no soy yo quien les dio el espíritu y la vida, ni quien ensambló los diferentes miembros que conforman su cuerpo. |
23 | El Creador del mundo, que formó al hombre en el comienzo y dispuso les propiedades de cada naturaleza, les dará a ustedes en su misericordia el espíritu y la vida, ya que ahora se menosprecian a sí mismos por amor a sus leyes». |
24 | Antíoco pensaba que lo estaba insultando y maldiciendo. Como el menor aún estaba vivo, el rey le dijo que si dejaba las tradiciones de sus antepasados lo haría rico y feliz, e incluso le prometió con juramento que lo haría su amigo y que le encomendaría altas funciones. |
25 | Como el joven no le hiciera caso, el rey ordenó que se acercara la madre y le insistió a que aconsejara al niño que salvara su vida. |
26 | En vista de tanta insistencia, ella aceptó persuadir a su hijo. |
27 | Se aproximó pues donde él y, engañando al cruel tirano, habló así a su hijo en la lengua de sus padres: «¡Hijo mío, ten piedad de mí! Te llevé en mis entrañas nueve meses, te amamanté durante tres años, te he alimentado y educado hasta la edad que tienes; me he preocupado en todo de ti. |
28 | Te suplico pues, hijo mío, que mires el cielo y la tierra, y contemples todo lo que contienen; has de saber que Dios fue quien los hizo de la nada; así apareció la raza humana. |
29 | No le temas a ese verdugo, sino que muéstrate digno de tus hermanos, acepta la muerte para que te encuentre con tus hermanos en el tiempo de la misericordia». |
30 | Todavía le estaba hablando, cuando el joven dijo: «¿Qué están esperando? Yo no obedezco a las órdenes del rey, obedezco más bien a las prescripciones de la Ley dada por Moisés a nuestros padres. |
31 | ¡Pero tú que has acarreado tantas desgracias sobre los hebreos, no escaparás de las manos de Dios! |
32 | Nosotros sufrimos por nuestros pecados, |
33 | Nuestro Señor que vive nos ha mostrado por un momento su cólera para corregirnos y educarnos, pero se reconciliará con sus servidores. |
34 | Tú en cambio, impío y el más impuro de los hombres, no te infles de orgullo, abandona tus sueños y deja de levantar tu mano contra los servidores de Dios, |
35 | porque no has escapado aún al juicio del Dios Todopoderoso que vela por todo. |
36 | Mis hermanos sufrieron una prueba pasajera a cambio de una vida que no se acaba y ya están cubiertos por la Alianza de Dios. Tú empero, por la justicia de Dios, experimentarás el castigo de tu orgullo. |
37 | Al igual que mis hermanos entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes de mis padres. Le suplico a Dios que tenga pronto piedad de nuestra raza y que te lleve mediante tormentos y sufrimientos a reconocer que El es el único Dios. |
38 | Ojalá la cólera del Todopoderoso, que se ha desencadenado justamente contra nuestra raza, se detenga por fin en mí y en mis hermanos». |
39 | El rey se sintió profundamente herido por esas palabras desafiantes. Muy furioso, torturó a éste más cruelmente que a los otros. |
40 | Así murió ese joven, en la rectitud y en la total confianza en el Señor. |
41 | Al último murió la madre, después de sus hijos. |
42 | Pero ya es bastante sobre la cuestión de las comidas rituales y los suplicios espantosos. |