01 | Abre tus puertas, Líbano, y que tus cedros sean presa de las llamas. |
02 | Gime, ciprés, porque ha caído el cedro, porque los poderosos han sido arrasados. Giman, encinas de Basán, porque ha sido abatida la selva impenetrable. |
03 | Escuchen el gemido de los pastores, porque ha sido arrasado su esplendor; escuchen el rugido de los leones, porque ha sido arrasado el orgullo del Jordán. |
04 | Así habla el Señor, mi Dios: Apacienta las ovejas destinadas al matadero, |
05 | aquellas que sus compradores matan impunemente, mientras los vendedores dicen: «¡Bendito sea el Señor, ya soy rico!», y los pastores no se compadecen de ellas. |
06 | No, ya no tendré compasión de los habitantes del país -oráculo del Señor- y entregaré a cada uno en manos de su vecino y en manos de su rey; ellos aplastarán el país, y yo no los libraré de sus manos. |
07 | Entonces apacenté las ovejas destinadas al matadero por los traficantes de ovejas. Tomé dos bastones: a uno lo llamé «Favor» y al otro «Vínculo». Me puse a apacentar las ovejas, |
08 | e hice desaparecer a los tres pastores en un mes. Pero yo perdí la paciencia con ellas, y ellas también se hastiaron de mí. |
09 | Yo dije: «¡No las apacentaré más! ¡La que quiera morir, que muera! ¡La que quiera desaparecer, que desaparezca! ¡Y las que queden, que se devoren entre sí!». |
10 | Después tomé mi bastón «Favor», y lo quebré para romper mi pacto, el que yo había establecido con todos los pueblos. |
11 | El pacto quedó roto ese día, y los traficantes de ovejas que me observaban reconocieron que esa era una palabra del Señor. |
12 | Yo les dije: «Si les parece bien, páguenme mi salario; y si no, déjenlo». Ellos pesaron mi salario: treinta siclos de plata. |
13 | Pero el Señor me dijo: «¡Echa al Tesoro ese lindo precio en que he sido valuado por ellos!». Yo tomé los treinta siclos de plata y los eché en el Tesoro de la Casa del Señor. |
14 | Después quebré mi segundo bastón «Vínculo», para romper la fraternidad entre Judá e Israel. |
15 | El Señor me dijo: Toma ahora la mochila de un pastor insensato. |
16 | Porque yo voy a suscitar en el país un pastor que no se preocupará de la oveja perdida, ni buscará a la extraviada, ni curará a la herida, ni alimentará a la sana, sino que comerá la carne de las más gordas y les arrancará hasta las pezuñas. |
17 | ¡Pobre del pastor inútil que abandona el rebaño! ¡La espada caiga sobre su brazo y sobre su ojo derecho! ¡Que su brazo se seque por completo y que su ojo derecho se apague totalmente! |