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 Google México celebra el 126 cumpleaños de Saturnino Herrán, pintor considerado precursor del muralismo mexicano. El doodle muestra sus obras más famosas, “La ofrenda” (1913), que muestra a un grupo de campesinos dedicados al cultivo de la flor de muertos Cempasúchil que viajan en una trajinera. En la imagen se puede ver a una mujer que lleva a su hijo en un rebozo y frente a ella a uno de los hombres que conducen la trajinera. Entre el agua aparece las letras del buscador.
Desde niño, se distinguió por su afición a las bellas artes, mundo al que le fue fácil introducirse pues su padre fue dueño de la única biblioteca en la ciudad, misma que era visitada por literatos y artistas. En 1901 ingresó al Instituto de Ciencias de Aguascalientes donde realizó sus estudios de preparatoria junto con sus amigos de la infancia. Tras la muerte de su padre en 1903, Saturnino se trasladó a la ciudad de México y consigue trabajo en las oficinas de Telégrafos Nacionales, y se inscribe a cursos nocturnos en la Escuela de Bellas Artes. Ahí conocería a grandes maestros y amigos, como Gedovius, Fabrés y el arquitecto Rivas Mercado, entre otros.
En 1904 ingresó formalmente a las clases superiores de dibujo en la Academia de San Carlos. En 1905 es nombrado meritorio en la Inspección de Bellas Artes y Artes Industriales y en 1908 comenzaría su etapa de “consolidación profesional”, la cual comprende hasta 1911. En 1910 debido a la inestabilidad política y económica provocada por la Revolución, Herrán continuó trabajando casi en la clandestinidad y es considerada una de las mejores etapas de producción artística.
Saturnino pintó sobre todo temas indígenas y obras con una profunda influencia realista. Fue conocido por su labor en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) y merecedor de diversos premios por obras como: La labor, Vendedora de ollas, Molino de vidrio, y un largo etcétera. Dentro de la enorme herencia del incansable pintor y maestro, podemos distinguir particularmente dos pinturas que se volverían eternas: Nuestros dioses antiguos (1916) –obra que pertenece al acervo del coleccionista Andrés Blaisten– y La ofrenda (1913), actualmente en exhibición en el museo nacional de arte (MUNAL) de la ciudad de México. Ambas obras, de enorme significación y sentido, pasarían a la historia consagradas a la altura del los versos de Ramón López Velarde y las sinfonías de Silvestre Revueltas.
En 1988 el presidente Miguel de la Madrid firmó el decretó para catalogar la obra de Herrán como monumento artístico y patrimonio cultural de los mexicanos. También es considerado como precedente del muralismo mexicano. El pintor mexicano murió a los 31 años en un hospital de la Ciudad de México el 8 de octubre de 1918. |
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