Un rasgo de galantería de un caballero hacia una dama, proviene de una asquerosa, pero necesaria costumbre, al deshacerse las sociedades antiguas, de lo que no necesitan ni deben tener en casa. ¿De qué estamos hablando? Del hecho de que el caballero, cuando acompaña a una dama, camine del lado expuesto hacia el arroyo, hacia la calle. Esto debido a que, antes de que los drenajes se popularizaran, se tiraban las bacinicas con todo su fétido contenido, por lo general desde una ventana de las casas, hacia el camino. Por lo mismo, el hombre, de manera galante, se colocaba lo más cercano a una posible salpicadura y salvar a la dama de un episodio oloroso y desagradable. Ahora ya lo sabe. Cuando su pareja camine del lado de la pared, no es para que a usted, caballero, no se le caiga la barda encima. |
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