Cuando el conformismo, la pereza y el autoabandono dictan las reglas - Mi amor - le dice la mujer al esposo que está tirado en el mugroso sillón - he estado pensando que podemos cambiar algo las cosas. - ¿Sí? ¿y cómo querida? - responde el barrigón y mantecoso marido a la desgreñada mujer, sin el menor interés mientras sigue mirando la televisión y con el control remoto firmemente cogido. - Mira mi amor - insiste ella - mi hermano Jorge nos ayuda con la comida, mi hermana Lidia con la ropa de los chicos, mi tío Manuel nos paga el arriendo mis padres nos pagan la luz y el agua - agacha la cabeza medio avergonzada y continúa - creo mi amor que, podríamos hacerlo un poco mejor y... Mañana nos tomaremos un tiempo para ir a conversar con él... El marido resopla largamente interrumpiendo a la esposa, cambia el canal con el control remoto sin dejar de mirar a la pantalla y responde; - Tienes razón querida, en realidad yo también lo vengo pensando desde hace un tiempo, tu tío Pedro todavía no nos ayuda en nada, mañana nos tomaremos un tiempo para ir a conversar con él, ahora estoy descansando... ------------------------------------------------------------------------------------- La historia, aunque un tanto exagerada, nos ilustra con claridad la situación en la que viven muchas personas actualmente, en un mundo de conformidad y miseria producto de su propia mediocridad. Muchos de nosotros podemos hacer más por nuestras propias vidas y por los nuestros, pero preferimos no hacerlo y esperar algo de los demás, con el tiempo esa situación se convierte en costumbre y en una perniciosa "estabilidad". Es tiempo de salir del marasmo, de emprender el camino con los propios pies y caminar hacia el futuro por nosotros mismos, como un niño que en algún momento deja la mano de sus padres que lo sostienen, afirma sus propios pies y piernas... y comienza a caminar solo. LUIS JÄEGER FERNÁNDEZ. |