Una columna caída nos platica sobre Dios.En cuanto la miré en el pasto de la banqueta lo supe: esa columna podrá decirme algo sobre Dios. Así que me paré frente a ella y le cuestioné: Tú que eres fuerte, seguramente me puedes hablar de Dios. Ella me contestó: Hace algunos días no nos hubiéramos encontrado, y mucho menos yo hablaría de Dios ya que nunca pienso en él, ya que mi mundo es otro. Yo nací fuerte, con entrañas de acero y cuerpo de concreto, con ese nombre tan bonito que le da significado a mi vida: Soy Pilar de nombre, y soy pilar en esta casona. Nunca me hubiera imaginado otra cosa que permanecer robusto, sosteniendo muros y techos, luciendo bello junto con el resto de la casa. Por cierto, mi señor invirtió mucho en la casa e invirtió mucho en mí, así que esa era mi vida: Altivez, opulencia, orgullo, seguridad en mi dueño y en mi propia fuerza. Nunca lo ví venir. ¿Qué no viste venir?, le pregunté. Ella contesto: Qué mi seguridad era falsa, que el mundo exige pero no da, que mi dueño podría tener otros sueños, y que no hay fidelidad. Así que el dueño decidió renovar la casa, y yo que fui pilar durante tanto tiempo, de repente ya no era necesario; y no solo no era necesario, sino que ahora estorbaba en los planes, y sin miramientos me golpearon, me tiraron, me desecharon. Ya no tengo dignidad alguna. Tu puedes tener otra vida en Cristo Jesús.Prosiguió el pilar: Pero tú puedes tener otra vida, no seas como yo, no pongas tu seguridad en tu propia fuerza, ni en las falsas alianzas con el mundo. Pon tu seguridad en la piedra inamovible, en Aquél que todo lo da y su única condición es el amor, en Áquel cuyo único sueño es que seas feliz y poder abrazarte, en Áquel que su alianza la selló en una cruz... Pon todo tu existir en Dios que te quiere dar la dignidad de hijo. Si te han hecho sentir como un pilar caído, como un desecho del mundo, Jesucristo, el hijo de Dios, ha puesto su rodilla en este mundo para levantarte a una Vida Eterna y bella. Háblale para que te sane, y pon tu confianza en Él que es fiel. Al finalizar la plática me dijo: Gracias por haberte fijado en mí que soy basura, y por haberme permitió darle gloria a Dios. Ahora te ruego pongas tu mirada en aquellos que el mundo considera basura, y háblales de Cristo para gloria de Dios. Autor:Don Juan Zarlene |
Platiqué con un peluche acerca de Dios | Le pregunté a una pequeña flor sobre Dios