Osito, ¿Tú me puedes hablar sobre Dios?Este osito no me lo encontré al caminar, sino que fui a buscarlo para charlar con él, para pedirle que me hablara sobre Dios. Me han dicho que el Reino de Dios es para los niños, así que pensé que el osito, al estar en contacto con ellos, me podría hablar de nuestro Creador. ¡Claro que te puedo hablar de Dios!, me dijo. Es más, será el honor más grande de mi vida poder hacerlo. Déjate chiquear por Dios.Empezaré por darte el mejor consejo: Se niño, se niño para Dios, y déjate chiquear por Él¿Chiquearme por Dios? ¿Cómo se hace eso? Preséntate ante tu Papá como un niño, solo siendo tú. No te presentes con tus éxitos, no te presentes con tus fracasos, no te presentes pensando que Dios espera que hagas mil maravillas para estar en su presencia. Únicamente ponte en su presencia y dile: "Papa, aquí estoy ante ti... No tengo ningún mérito propio para estar en tu presencia, pero no lo necesito porque tengo el más grande, y ese mérito es que tú me amas. Estoy aquí en tu presencia aprovechando tu locura de amor por mí, y sonriéndote porque soy tu debilidad. Estoy aquí en tu presencia esperando esos besos de amor que tu hijo Jesús nos prometió de tu parte. Aquí estoy Papá Dios, buscando que me veas para que te enternezcas, queriendo conmover tu corazón hacía mí. Yo sé Papá Dios que hay cosas que la mente no puede entender y que los sentidos no pueden captar, pero que se experimentan en el alma. Papá Dios, ven a mi alma para experimentar tu presencia. Dile que vele tus sueños.El osito prosiguió diciendo: ¿Ves mi almohadita? La uso para estar con Dios. Así hazle tú.. - Cuando vayas a dormir, dile que vas a cerrar tus ojos para que tu cuerpo descanse, pero que dejas abierta el alma para él-- Acuéstate y duérmete en la paz de su presencia, confiando en que Él te cuidará... Dile que si despiertas en la noche, sigas experimentando su compañía, dile que si Él quiere te aconseje y te instruya en tu sueño para despertar contento y seguro de que ahí estuvo Él. Buenas nochesTerminó diciendo: Yo me acuesto y me duermo, y me despierto tranquilo porque el Señor me sostiene; buenas noches porque ya me voy a dormir, pero quiero agradecerte por haber venido y preguntarme sobre Dios, para poder darle gloria. Autor:Don Juan Zarlene |