(Sal 43, 4)
Me encontré con un maniquí en mi caminar, y me le quedé viendo. Después de un rato me animé, me acerqué a él y le dije: ¿Sabes? Yo tengo un alma como la tuya. ¿Un alma como la mía?, me preguntó. Sí, deja te lo explico con estos versos: ALMA DE MANIQUIMe-siento-enojado pide su hora,Me-siento-enojado se exige sentir, pero la razón dicta: Me-siento-enojado todo lo empeora, Me-siento-enojado no debe vivir. Me-siento-triste pide su entrada, Me-siento-rechazado quiere el honor, Me-siento-solo exige sentirse, Hasta Quisiera-llamar-la-atención se hace presente, El-innombrable brinca y grita, Tengo-miedo no debe vivir, La voluntad grita Los sentimientos presentes no deben vivir, . Respuesta del maniquíEl maniquí respondió: Estás equivocado, y no observas bien, porque esa no es un alma de maniquí. Quizá yo no pueda sentir ni tener vida, pero estoy vestido para cuando salga el sol, porque si hay algo que es ley, es que el sol siempre sale. y en que saldrá el sol confía; deja actuar a la alegre esperanza, y sonríe porque ya todo pasa; No abandones tu alma a la anarquía, que la caridad gobierne cada día; Alegría y paz vienen y abrazan a quienes ponen su vida en manos de Dios. Autor:Don Juan Zarlene |
Lección del atardecer | Platiqué con un peluche acerca de Dios