La responsabilidad afectiva es un elemento clave para lograr relaciones de pareja más maduras, plenas y satisfactorias.
Y aunque se trata de una idea que ha ganado popularidad estos últimos años, principalmente en redes sociales, quizá aún no sepas cómo ponerla en práctica dentro de tus situaciones amorosas.
Por suerte, hoy te explicaremos qué es y qué no es; y cómo lograr una relación en donde la responsabilidad afectiva sea una constante en tu día a día. ¡Sigue leyendo!
¿A qué se refiere la responsabilidad afectiva?
La responsabilidad afectiva surge como una necesidad y respuesta ante los vínculos frágiles y desechables, que son justificados de “amor libre” o “amor propio”, y que se han dado siempre, pero en la actualidad más que nunca, sobre todo por facilidad de conexión, alcance y falsa seguridad que proporcionan las redes sociales.
Por tanto, la responsabilidad afectiva busca crear relaciones más libres, sanas y equitativas, y romper con patrones destructivos, desde la honestidad, la asertividad y la empatía; ya que concibe a las relaciones como espacios donde cada uno se ve afectado por las acciones y decisiones del otro.
En un sentido más amplio, la idea de la responsabilidad afectiva recae en ser conscientes del impacto que tienen tus actos en los demás, incluyendo gestos, presencia, lo que dices y lo que callas, tus expectativas y el porqué de tus acciones.
Es reconocer al otro como una persona que siente y no como un objeto del cual puedes desligarte sin ningún tipo de efecto.
Pilar García Flórez, psicóloga de TherapyChat, lo explica mejor, argumentando que la responsabilidad afectiva implica “hacerse cargo de los propios sentimientos, de la manera de expresarlos y tener presente que los vínculos que establecemos con otras personas conllevan un cuidado mutuo”.
Cabe señalar además que, aunque comúnmente se aplica a las parejas, abarca todas las relaciones de cualquier naturaleza: familia, amistades, compañeros de trabajo, etc.
Qué sí es y qué no es responsabilidad afectiva
Para ejemplificar mejor el concepto, te compartimos algunas situaciones de la vida diaria de lo que sí y no se refiere a tener responsabilidad afectiva con los demás:
Lo que no es:
Es importante mencionar que la responsabilidad afectiva no es descuidar tus necesidades por los demás, ni tampoco intentar controlar cómo se siente el otro ante cada paso que das; ni mucho menos pretender que nunca vas a herir o decepcionar a nadie.
Lo que sí es:
Responsabilidad afectiva en la pareja
Centrándonos específicamente en las relaciones de pareja la responsabilidad afectiva es una manera de mantener y fomentar una comunicación saludable, la cual sabemos, es un elemento clave para el bienestar de ambos.
Gracias a ella, se puede establecer el diálogo, llegar a acuerdos y sobre todo se procuran y se consideran los sentimientos del otro.
Es una muestra de madurez e inteligencia emocional y del reconocimiento de que las expectativas que tienes en la relación no siempre se cumplen; por tanto, es tu responsabilidad expresar y comunicar lo que necesitas y esperas de tu pareja.
Por el contrario, mantener una relación con una persona sin responsabilidad afectiva, puede traerte consecuencias negativas, como baja autoestima, dependencia emocional, sensación de culpa, incertidumbre, frustración, confusión, ansiedad o duelos prolongados si se llegara a dar una ruptura.
Cómo practicar la responsabilidad afectiva en tu relación
Ser responsable afectivamente es un acto de valor. Y aunque no es un rasgo con el que se nace, claro que puede llegar a aprenderse, con la práctica constante.
Aquí te dejamos algunos puntos importantes para que empieces a introducir este concepto en tu vida y en tus relaciones de pareja:
1. Entender el concepto de empatía
Popularmente se cree que la empatía es simplemente “ponerse en los zapatos del otro”, pero va más allá de eso. Cuando solo te pones en el lugar de la otra persona, sigues viendo la situación desde tu experiencia personal.
Es decir, imaginas estar en esa situación y actuarías según tu perspectiva. Pero cada persona tiene una historia, aprendizaje, recursos y condiciones diferentes, y lo que a ti puede parecerte irrelevante, para la otra persona es de suma importancia. O viceversa: lo que a ti te duele, a alguien más no le afecta a ese grado.
Al comprender así la empatía, puedes ser más consciente de lo que para el otro significa cada situación. Y para ti será más fácil establecer límites propios, aunque los demás no compartan la misma idea.
2. Practicar la comunicación asertiva
Se refiere a expresar cómo te sientes, qué quieres, qué te molesta, así como tus expectativas, dudas e ideas, de forma directa, segura, tranquila, sincera y respetuosa.
La psicóloga Denisa Praje (@psidenisa) recomienda hablar desde el ”yo me siento así en esta circunstancia / cuando tú…”. En lugar de decir “tú me haces sentir…”, pues de esta forma tiene una connotación de reproche o reclamo. Otros ejemplos son: “¿Te ha molestado algo?”, “Preferiría un rato a solas porque me siento…”
Hablar claro de tus sentimientos desde un inicio, crea lazos afectivos profundos y te da la pauta para resolver conflictos.
3. Trabajar en la gestión de emociones
La responsabilidad afectiva también se relaciona con la inteligencia o gestión emocional, para poder expresar tus sentimientos y emociones y comprender las de los demás.
Además, hará que las discusiones, las quejas y cualquier problema que pueda surgir en su relación se pueda solucionar, o hacer que su impacto no sea tan grave.
Para trabajarla puedes llevar un diario de emociones, en el que registres tus estados de ánimo y tus reacciones ante las situaciones cotidianas. Ser consciente de tus emociones te ayudará a equilibrarlas poco a poco.
4. Enfrentar el conflicto
Enfrentar los conflictos, en lugar de huir de ellos, te permitirá a ti y a tu pareja aclarar el panorama, expresar lo que ambos sienten y llegar a acuerdos conscientes e inteligentes.
¿Cómo lograrlo? Busca un lugar y momento idóneo, en el que sus emociones no estén desbordadas. Sé lo más específic@ posible al hablar del problema y muéstrate flexible y abiert@ ante el tema. Y no te olvides de negociar.
5. Tener la capacidad de escuchar al otro
Escuchar activamente a tu pareja implica un esfuerzo, pues no solo debes prestar atención a sus palabras, sino al mensaje completo, que incluye también su lenguaje no verbal, como sus gestos.
Al hacerlo procura no interrumpirl@, dejar tu teléfono a un lado y no intentar adivinar lo que tiene que decirte. Y si tienes dudas sobre sus palabras, pregunta utilizando frases como “si te he entendido bien, lo que quieres decir es…”
6. Reconocer los errores propios
Ser consciente de tus fallos y aceptarlos abiertamente te hará tener más presente cómo ser responsable con las consecuencias de estos.
Aceptar que te has equivocado es un acto de humildad y saber pedir perdón cuando te has equivocado definitivamente es una muestra de responsabilidad afectiva.
7. Ser coherente
Como ya lo mencionamos, todo comunica. No solo las palabras, sino tus acciones.
Mantener una coherencia entre ambas partes, te permitirá dar mensajes claros y alimentará la confianza en tu relación.
FUENTES: