Proceso de elaboración del Vino Tinto
Las uvas para la elaboración del vino, generalmente se estrujan y despalillan antes de fermentarlas en roble, excepto cuando serán procesadas por " Maceración Carbónica " entonces van directamente a la cuba de fermentación.
La pasta resultante - pulpa, hollejos y pepitas - se vierte en una cuba o depósito de fermentación (encubado) tras haberle añadido una pequeña cantidad de dióxido de azufre, a fin de prevenir la contaminación biológica.
Durante el encubado del mosto, la fermentación alcohólica se desencadena al mismo tiempo que la maceración de los hojellos y las pepitas, esta se puede prolongar entre cinco y siete días.
La maceración sirve para conferir al vino su color y su capacidad de conservación. Constantemente se bombea el mosto hacia la superficie rociando toda la capa de "piel" que forman las uvas, asegurando la máxima extracción de color posible.
El remanente se prensa para después elaborar una mezcla o "coupage" en diferentes proporciones con ambos y pasar a un estado de crianza antes de ser embotellados y madurados.
Los tintos de calidad superior, destinados al consumo a largo plazo, suelen permanecer en barricas de roble relativamente nuevas, este proceso puede durar entre 18 meses y dos años, antes de ser embotellados.
A medida que maduran, los vinos tintos dejan un sedimento; por ello son movidos en un proceso llamado "trasiego", según el cual el vino se desplaza delicadamente de una barrica a otra limpia, el traslado final es a la linea de embotellado.
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