01 | Sean comprensivos con el que es débil en la fe, sin entrar en discusiones. |
02 | Mientras algunos creen que les está permitido comer de todo, los débiles sólo comen verduras. |
03 | Aquel que come de todo no debe despreciar al que se abstiene, y este a su vez, no debe criticar al que come de todo, porque Dios ha recibido también a este. |
04 | ¿Quién eres tú para criticar al servidor de otro? Si él se mantiene firme o cae, es cosa que incumbe a su dueño, pero se mantendrá firme porque el Señor es poderoso para sostenerlo. |
05 | Unos tienen preferencia por algunos días, mientras que para otros, todos los días son iguales. Que cada uno se atenga a su propio juicio. |
06 | El que distingue un día de otro lo hace en honor del Señor; y el que come, también lo hace en honor del Señor, puesto que da gracias a Dios; del mismo modo, el que se abstiene lo hace en honor del Señor, y también da gracias a Dios. |
07 | Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. |
08 | Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor. |
09 | Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los muertos. |
10 | Entonces, ¿con qué derecho juzgas a tu hermano? ¿Por qué lo desprecias? Todos, en efecto, tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios, |
11 | porque está escrito: Juro que toda rodilla se doblará ante mí y toda lengua dará gloria a Dios, dice el Señor. |
12 | Por lo tanto, cada uno de nosotros tendrá que rendir cuenta de sí mismo a Dios. |
13 | Dejemos entonces de juzgarnos mutuamente; traten más bien de no poner delante de su hermano nada que lo haga tropezar o caer. |
14 | Estoy plenamente convencido en el Señor Jesús de que nada es impuro por sí mismo; pero si alguien estima que una cosa es impura, para él sí es impura. |
15 | Si por un alimento, afliges a tu hermano, ya no obras de acuerdo con el amor. ¡No permitas que por una cuestión de alimentos se pierda aquel por quien murió Cristo! |
16 | No expongan a la maledicencia el buen uso de su libertad. |
17 | Después de todo, el Reino de Dios no es cuestión de comida o de bebida, sino de justicia, de paz y de gozo en el Espíritu Santo. |
18 | El que sirve a Cristo de esta manera es agradable a Dios y goza de la aprobación de los hombres. |
19 | Busquemos, por lo tanto, lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. |
20 | No arruines la obra de Dios por un alimento. En realidad, todo es puro, pero se hace malo para el que come provocando escándalo. |
21 | Lo mejor es no comer carne ni beber vino ni hacer nada que pueda escandalizar a tu hermano. |
22 | Guarda para ti, delante de Dios, lo que te dicta tu propia convicción. ¡Feliz el que no tiene nada que reprocharse por aquello que elige! |
23 | Pero el que come a pesar de sus dudas, es culpable porque obra de mala fe. Y todo lo que no se hace de buena fe es pecado. |