01 | Nosotros, los que somos fuertes, debemos sobrellevar las flaquezas de los débiles y no complacernos a nosotros mismos. |
02 | Que cada uno trate de agradar a su prójimo para el bien y la edificación común. |
03 | Porque tampoco Cristo buscó su propia complacencia, como dice la Escritura: Cayeron sobre mí los ultrajes de los que te agravian. |
04 | Ahora bien, todo lo que ha sido escrito en el pasado, ha sido escrito para nuestra instrucción, a fin de que por la constancia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza. |
05 | Que el Dios de la constancia y del consuelo les conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús, |
06 | para que con un solo corazón y una sola voz, glorifiquen a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. |
07 | Sean mutuamente acogedores, como Cristo los acogió a ustedes para la gloria de Dios. |
08 | Porque les aseguro que Cristo se hizo servidor de los judíos para confirmar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas que él había hecho a nuestros padres, |
09 | y para que los paganos glorifiquen a Dios por su misericordia. Así lo enseña la Escritura cuando dice: Yo te alabaré en medio de las naciones, Señor, y cantaré en honor de tu Nombre. |
10 | Y en otra parte dice: ¡Pueblos extranjeros, alégrense con el Pueblo de Dios! |
11 | Y también afirma: ¡Alaben al Señor todas las naciones; glorifíquenlo todos los pueblos! |
12 | Y el profeta Isaías dice a su vez: Aparecerá el brote de Jesé, el que se alzará para gobernar las naciones paganas: y todos los pueblos pondrán en él su esperanza. |
13 | Que el Dios de la esperanza los llene de alegría y de paz en la fe, para que la esperanza sobreabunde en ustedes por obra del Espíritu Santo. |
14 | Por mi parte, hermanos, estoy convencido de que ustedes están llenos de buenas disposiciones y colmados del don de la ciencia, y también de que son capaces de aconsejarse mutuamente. |
15 | Sin embargo, les he escrito, en algunos pasajes con una cierta audacia, para recordarles lo que ya saben, correspondiendo así a la gracia que Dios me ha dado: |
16 | la de ser ministro de Jesucristo entre los paganos, ejerciendo el oficio sagrado de anunciar la Buena Noticia de Dios, a fin de que los paganos lleguen a ser una ofrenda agradable a Dios, santificada por el Espíritu Santo. |
17 | ¡Yo tengo de qué gloriarme en Cristo Jesús, en lo que se refiere al servicio de Dios! |
18 | Porque no me atrevería a hablar sino de aquello que hizo Cristo por mi intermedio, para conducir a los paganos a la obediencia, mediante la palabra y la acción, |
19 | por el poder de signos y prodigios y por la fuerza del Espíritu de Dios. Desde Jerusalén y sus alrededores hasta Iliria, he llevado a su pleno cumplimiento la Buena Noticia de Cristo, |
20 | haciendo cuestión de honor no predicar la Buena Noticia allí donde el nombre de Cristo ya había sido invocado, para no edificar sobre un fundamento puesto por otros. |
21 | Así dice la Escritura: Lo verán aquellos a los que no se les había anunciado y comprenderán aquellos que no habían oído hablar de él. |
22 | Por eso en todo este tiempo no he podido ir a verlos. |
23 | Pero como ya he terminado mi trabajo en esas regiones y desde hace varios años tengo un gran deseo de visitarlos, |
24 | espero verlos de paso cuando vaya a España, y que me ayuden a proseguir mi viaje a ese país, una vez que haya disfrutado, aunque sea un poco, de la compañía de ustedes. |
25 | Pero ahora, voy a Jerusalén para llevar una ayuda a los santos de allí. |
26 | Porque Macedonia y Acaya resolvieron hacer una colecta en favor de los santos de Jerusalén que están necesitados. |
27 | Lo hicieron espontáneamente, aunque en realidad, estaban en deuda con ellos. Porque si los paganos participaron de sus bienes espirituales, deben a su vez retribuirles con bienes materiales. |
28 | Y una vez que haya terminado esa misión y entregado oficialmente la ofrenda recogida, iré a España, pasando por allí. |
29 | Y estoy seguro de que llegaré hasta ustedes con la plenitud de las bendiciones de Cristo. |
30 | Les ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchen junto conmigo, intercediendo ante Dios por mí, |
31 | a fin de que, en Judea, no caiga en manos de los incrédulos, y los santos de Jerusalén reciban con agrado la ofrenda que les llevo. |
32 | Así tendré la alegría de ir a verlos, y si Dios quiere, podré descansar un poco entre ustedes. |
33 | Que el Dios de la paz esté con todos ustedes. Amén. |