01 | Hijo, si te decides a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. |
02 | Endereza tu corazón, sé firme, y no te inquietes en el momento de la desgracia. |
03 | Unete al Señor y no se separes, para que al final de tus días seas enaltecido. |
04 | Acepta de buen grado todo lo que te suceda, y sé paciente en las vicisitudes de tu humillación. |
05 | Porque el oro se purifica en el fuego, y los que agradan a Dios, en el crisol de la humillación. |
06 | Confía en él, y él vendrá en tu ayuda, endereza tus caminos y espera en él. |
07 | Los que temen al Señor, esperen su misericordia, y no se desvíen, para no caer. |
08 | Los que temen al Señor, tengan confianza en él, y no les faltará su recompensa. |
09 | Los que temen al Señor, esperen sus beneficios, el gozo duradero y la misericordia. |
10 | Fíjense en las generaciones pasadas y vean: ¿Quién confió en el Señor y quedó confundido? ¿Quién perseveró en su temor y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y no fue tenido en cuenta? |
11 | Porque el Señor es misericordioso y compasivo, perdona los pecados y salva en el momento de la aflicción. |
12 | ¡Ay de los corazones cobardes y de las manos que desfallecen, y del pecador que va por dos caminos! |
13 | ¡Ay del corazón que desfallece, porque no tiene confianza! A causa de eso no será protegido. |
14 | ¡Ay de ustedes, los que perdieron la constancia! ¿Qué van a hacer cuando el Señor los visite? |
15 | Los que temen al Señor no desobedecen sus palabras y los que lo aman siguen fielmente sus caminos. |
16 | Los que temen al Señor tratan de complacerlo y los que lo aman se sacian de su Ley. |
17 | Los que temen al Señor tienen el corazón bien dispuesto y se humillan delante de él: |
18 | «Abandonémonos en las manos del Señor y no en las manos de los hombres, porque así como es su grandeza es también su misericordia». |