01 | Una penosa tarea ha sido impuesta a todo hombre y un yugo pesado agobia a los hijos de Adán, desde el día que salen del vientre materno, hasta el día que retornan a la madre común. |
02 | Les da mucho que pensar y los llena de temor la ansiosa expectativa del día de la muerte. |
03 | Desde el que está sentado en un trono gloriosos hasta el humillado en el polvo y la ceniza; |
04 | desde el que lleva púrpura y corona hasta el que va vestido miserablemente, sólo sienten rabia y envidia, turbación e inquietud, miedo a la muerte, resentimiento y rivalidad; |
05 | y a la hora en que cada uno descansa en su lecho, el sueño de la noche perturba sus pensamientos. |
06 | Descansa un poco, casi nada, y empieza a debatirse como en pleno día, agitado por sus propias pesadillas, como quien huye de un campo de batalla. |
07 | En el momento de sentirse a salvo, se despierta y ve con sorpresa que su temor era infundado. |
08 | Esto le toca a todo ser viviente, sea hombre o animal, pero a los pecadores, siete veces más: |
09 | muerte, sangre, rivalidad y espada, adversidad, hambre, destrucción y flagelo. |
10 | Todo esto fue creado para los impíos, y a causa de ellos sobrevino el diluvio. |
11 | Todo lo que sale de la tierra, retorna a la tierra, y lo que sale de las aguas, vuelve al mar. |
12 | El soborno y la injusticia desaparecerán, pero la fidelidad permanece para siempre. |
13 | La riqueza de los injustos se secará como un torrente, es como el fragor de un trueno que estalla en la tormenta. |
14 | Cuando uno de ellos se apodera de algo, se alegra, pero los transgresores desaparecerán por completo. |
15 | Los retoños de los impíos no multiplican sus ramas, y las raíces impuras están sobre una roca escarpada. |
16 | Caña que brota en cualquier agua y al borde de un río será arrancada antes que toda otra hierba. |
17 | La generosidad es como un vergel exuberante y la limosna permanece para siempre. |
18 | Dulce es la vida del que se basta a sí mismo y del que trabaja, pero más todavía la del que encuentra un tesoro. |
19 | Tener hijos y fundar una ciudad perpetúan el nombre, pero más se estima a una mujer irreprochable. |
20 | El vino y la música alegran el corazón, pero más todavía el amor a la sabiduría. |
21 | La flauta y el arpa emiten sonidos melodiosos, pero más todavía una lengua dulce. |
22 | La gracia y la belleza atraen la mirada, pero más todavía el verdor de los campos. |
23 | El amigo y el compañero se ayudan oportunamente, pero más todavía la mujer y el marido. |
24 | Los hermanos y los bienhechores son útiles en la adversidad, pero más todavía salva la limosna. |
25 | El oro y la plata hacen marchar con paso firme, pero más todavía se aprecia un consejo. |
26 | La riqueza y la fuerza reconfortan el corazón, pero más todavía el temor del Señor. Con el temor del Señor, nada falta, y ya no es necesario buscar otra ayuda. |
27 | El temor del Señor es como un vergel exuberante, y protege más que cualquier gloria. |
28 | Hijo mío, no vivas de la mendicidad, porque más vale morir que mendigar. |
29 | No merece llamarse vida la del que está pendiente de la mesa de otro. El mancha su boca con comida ajena, y el hombre instruido y bien educado se cuida de hacerlo. |
30 | En boca del desvergonzado la mendicidad es dulce, pero en sus entrañas será fuego ardiente. |