01 | Orgullo del cielo es la limpidez del firmamento, y la bóveda celeste es un magnífico espectáculo. |
02 | El sol, cuando aparece, proclama a su salida qué admirable es la obra del Altísimo. |
03 | Al mediodía reseca la tierra, ¿y quién puede resistir su ardor? |
04 | Se atiza el horno para la forja, pero tres veces más abrasa el sol las montañas; él exhala los vapores ardientes y con el brillo de sus rayos enceguece los ojos. |
05 | ¡Qué grande es el Señor que lo ha creado! A una orden suya, él emprende su rápida carrera. |
06 | También la luna, siempre en el momento preciso, marca las épocas y señala los tiempos. |
07 | Su curso determina las fiestas: es un astro que decrece después de su plenilunio. |
08 | De ella recibe su nombre el mes; ella crece admirablemente en sus ciclos, es la insignia de los ejércitos acampados en las alturas, que brilla en el firmamento del cielo. |
09 | La gloria de los astros es la hermosura del cielo, un adorno luminoso en las alturas del Señor: |
10 | por la palabra del Santo, se mantienen en orden y no defeccionan de sus puestos de guardia. |
11 | Mira el arco iris y bendice al que lo hizo: ¡qué magnífico esplendor! |
12 | El traza en el cielo una aureola de gloria; lo han tendido las manos del Altísimo. |
13 | A una orden suya cae la nieve, y él lanza los rayos que ejecutan sus decretos; |
14 | es así como se abren las reservas y las nubes vuelan como pájaros. |
15 | Con su gran poder, condensa las nubes, que se pulverizan en granizo. |
16a | A su vista, se conmueven las montañas, |
17a | el fragor de su trueno sacude la tierra; |
16b | por su voluntad sopla el viento sur, |
17b | el huracán del norte y los ciclones. |
18 | Como bandada de pájaros, él esparce la nieve y, al bajar, ella se posa como la langosta; el resplandor de su blancura deslumbra los ojos y el espíritu se embelesa al verla caer. |
19 | Como sal sobre la tierra, él derrama la escarcha y, al congelarse, ella se convierte en espinas punzantes. |
20 | Sopla el viento frío del norte y el hielo se congela sobre el agua, se posa sobre toda masa de agua y la reviste como de una coraza, |
21 | Otro viento devora las montañas, abrasa el desierto y consume la hierba como un fuego. |
22 | Una niebla repentina pone remedio a todo eso, y el rocío refresca después del viento abrasador. |
23 | Conforme a su designio, él dominó el Abismo, y allí plantó las islas. |
24 | Los que navegan por el mar cuentan sus peligros y sus relatos nos parecen increíbles: |
25 | allí hay cosas extrañas y maravillosas, animales de todas clases y monstruos marinos. |
26 | Gracias a él, su mensajero llega a buen puerto, y por su palabra se ordenan todas las cosas. |
27 | Por mucho que digamos, nunca acabaremos; en una sola palabra: él lo es todo. |
28 | ¿Dónde hallar la fuerza para glorificarlo? Porque él es el Grande, superior a todas sus obras, |
29 | Señor temible y soberanamente grande: su poder es admirable. |
30 | ¡Glorifiquen al Señor, exáltenlo cuanto puedan, y él siempre estará por encima! Para exaltarlo, redoblen sus fuerzas, no se cansen, porque nunca acabarán. |
31 | ¿Quién lo ha visto, para poder describirlo? ¿Quién la alabará conforme a lo que es? |
32 | Hay muchas cosas ocultas más grandes todavía, porque sólo hemos visto algunas de sus obras. |
33 | El Señor ha hecho todas las cosas y a los hombres buenos les dio la sabiduría. |