01 | En ese momento vi que en la plataforma, por encima de los querubines, había una piedra de zafiro en forma de trono. |
02 | Desde allí dijo al hombre vestido de lino: «Pasa por debajo de las ruedas y toma entre tus manos carbones que dispersarás por la ciudad.» El hombre fue allá, y yo lo observaba; |
03 | mientras se deslizaba, los querubines estaban de pie al lado sur y la nube cubría el patio interior. |
04 | La Gloria de Yavé se elevó por encima del querubín, en dirección a la puerta del Templo; la nube cubría la Casa y todo el patio quedó inundado del resplandor de la Gloria de Yavé. |
05 | El ruido de las alas de los querubines se oía hasta en el patio exterior, pues era tan fuerte que parecía la voz del Dios Todopoderoso cuando habla. |
06 | Dio esta orden al hombre vestido de lino: «Saca fuego de entre medio de las ruedas y de los querubines.» El hombre se aproximó y se puso al lado de la rueda. |
07 | El querubín extendió la mano hasta el fuego, sacó unas brasas y las depositó en la mano del hombre con traje de lino; éste las recibió y salió. |
08 | Vi entonces una especie de mano de hombre bajo las alas de los querubines. |
09 | Vi cuatro ruedas colocadas al lado de los querubines (había una rueda al lado de cada querubín), y las ruedas resplandecían como piedras preciosas. |
10 | Las cuatro ruedas tenían la misma forma: se podría decir que cada rueda estaba hecha de dos ruedas entrecruzadas. |
11 | Podían pues ir sin volverse a los cuatro puntos cardinales, iban sin darse vuelta en la misma dirección hacia donde miraba la cara del querubín. |
12 | Las llantas de las cuatro ruedas estaban llenas de ojos por todo el derredor. |
13 | Oí entonces que a esas ruedas les daban el nombre de «torbellino.» |
14 | Cada uno de ellos tenía cuatro rostros: el primero era un rostro de querubín, el segundo, un rostro de hombre, el tercero, un rostro de león y el cuarto, un rostro de águila. |
15 | Los querubines se elevaron: eran los mismos seres vivientes que yo había visto a orillas del río Quebar. |
16 | Cuando los querubines avanzaban, las ruedas avanzaban con ellos; cuando los querubines desplegaban sus alas para elevarse desde la tierra, las ruedas no dejaban de acompañarlos. |
17 | Cuando los querubines se detenían, las ruedas se detenían junto con ellos, porque el espíritu de estos seres estaba en ellas. |
18 | La Gloria de Yavé salió de la Casa y se detuvo encima de los querubines. |
19 | Ante mi vista, los querubines abrieron sus alas para elevarse desde la tierra, y salieron acompañados por las ruedas; se detuvieron a la entrada de la puerta oriental del Templo de Yavé, con la Gloria del Dios de Israel que descansaba sobre ellos. |
20 | Eran los mismos seres que había visto debajo del Dios de Israel junto al río Quebar, y reconocí que eran querubines. |
21 | Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas, y se veían como manos debajo de sus alas. |
22 | Sus caras, eran tales como las había visto junto al río Quebar. Y se desplazaban según la dirección de sus caras. |