01 | Gritó con todas sus fuerzas en mis oídos: «¡Castigos de la ciudad, acérquense! ¡Que cada uno lleve en la mano su instrumento de muerte!» |
02 | Aparecen entonces seis hombres desde el lado de la Puerta Alta, que mira al norte: cada cual lleva en la mano un instrumento de muerte, y en medio de ellos veo a un hombre con un traje de lino, que tiene en la cintura una tablilla de escriba. Vienen a ponerse al lado del altar de bronce, |
03 | e inmediatamente la Gloria del Dios de Israel, que hasta entonces descansaba sobre los querubines, se eleva en dirección a la puerta del Templo. Llama al hombre con traje de lino, que lleva en su cintura una tablilla de escriba, |
04 | y le dice: «Recorre Jerusalén, marca con una cruz en la frente a los hombres que se lamentan y que gimen por todas esas prácticas escandalosas que se realizan en esta ciudad.» |
05 | Luego, dice a los otros, de manera que yo lo entienda: «Recorran la ciudad detrás de él y maten. No perdonen a nadie, que su ojo no tenga piedad. |
06 | Viejos, jóvenes, muchachas, niños y mujeres, mátenlos hasta acabar con ellos. Pero no tocarán a los que tienen la cruz. Comenzarán por mi Santuario.» Comienzan pues con la gente que se encontraba delante del Templo. |
07 | Porque les había dicho: «Llenen los patios de cadáveres, el Templo quedará manchado con ellos; luego salgan y maten en la ciudad.» |
08 | Mientras mataban de esa manera, me postré con el rostro en tierra, gritando y diciéndole. «¡Ay, Yavé, ¿vas a esparcir tu furor por Jerusalén y destruir lo que queda de Israel?» |
09 | Me respondió: «El pecado de la casa de Israel y de Judá es tan grande que supera toda medida; el país está repleto de sangre y la ciudad, llena de injusticia. Dicen para sí: Yavé ya no se preocupa del país, Yavé ya no ve nada. |
10 | Por eso, yo tampoco los perdonaré, mi ojo no tendrá piedad. Haré que su comportamiento recaiga sobre su cabeza.» |
11 | En ese momento, el hombre que llevaba un traje de lino y que tenía una tablilla en la cintura, llegó para dar cuenta; declaró: «Hice todo lo que me ordenaste.» |