01 | Me dijo: «Hijo de hombre, ponte de pie, te voy a hablar.» |
02 | En el mismo momento en que me habla, entra en mí un espíritu y me hace ponerme de pie; |
03 | entonces oigo que me dice: «Hijo de hombre, te envío donde los Israelitas, a un pueblo de rebeldes que se han rebelado contra mí; ellos y sus padres me han sido infieles hasta el día de hoy. |
04 | Te envío donde esa raza de cabezas duras y de corazones obstinados para que les digas: ¡Esta es la palabra de Yavé...! |
05 | Te escucharán o no te escucharán -porque son una raza de rebeldes- pero sabrán que hay un profeta en medio de ellos. |
06 | Y tú, hijo de hombre, no les temas, no temas a sus amenazas; serán para ti como zarzas u ortigas, como un escorpión donde te hayas sentado. No tengas miedo de sus palabras, no temas ante ellos: ¡no son más que una raza de rebeldes! |
07 | Les transmitirás mis palabras, te escuchen o no, porque son una raza de rebeldes. |
08 | Ahora, hijo de hombre, escucha lo que te voy a decir, no te rebeles como esa raza de rebeldes, sino que abre la boca y come lo que te doy.» |
09 | Miré: hacia mí se tendió una mano que sostenía el rollo del libro. |
10 | Lo desenrolló ante mí; estaba escrito al revés y al derecho, y sólo eran cantos fúnebres, lamentaciones y gemidos. |