01 | Escuchen esto, familia de Jacob, ustedes que llevan el nombre de Israel y que son hijos de su padre Judá. Ustedes que juran por el nombre de Yavé e invocan al Dios de Israel, pero con mala fe y sin sinceridad. |
02 | Ustedes llevan el nombre de la Ciudad Santa y confían en el Dios de su Padre Israel, cuyo nombre es Yavé de los Ejércitos,. |
03 | Yo les había anunciado los acontecimientos mucho tiempo antes. Salieron de mi boca cuando los di a conocer, de pronto actué y se cumplieron. |
04 | Yo sabía que eres porfiado, que tu cuello es como una barra de hierro y que tienes la frente como de bronce. |
05 | Por eso, te había anunciado los acontecimientos y te los di a conocer antes que sucedieran. Si no, habrías dicho: «¡Mi ídolo fue el que los hizo, mi estatua tallada o fundida fue quien los mandó!» |
06 | Esto lo has visto, lo has oído. ¿No tienes que confesarlo? Ahora te revelo cosas nuevas y secretas que tú no cono cías. |
07 | No son cosas de tiempos pasados, pues recién acabo de decidirlas, y hasta el día de hoy no habías oído de ellas, así que no podrás decir: «Ya lo sabía.» |
08 | Tú nada de ellas habías escuchado o sabido, ni habían llegado con anticipación a tus oídos; porque yo sabía lo infiel que eres, que desde el seno de tu madre te llaman «el rebelde». |
09 | Pero por amor de mi Nombre contuve mi enojo y por mi honor me reprimí y no te hice pedazos. |
10 | Esto sí, te he puesto en el fuego, igual que la plata, y te he probado en el horno de la desgracia. |
11 | Por mí, sí, sólo por mí voy a actuar, pues ¿cómo dejaría que me desprecien? ¿Y cómo cedería mi gloria a otro? |
12 | Escúchame, Jacob, pues a ti te he llamado, Israel: soy Yo; Yo que soy el primero y también el último. |
13 | Mi mano puso los cimientos de la tierra y mi derecha estiró los cielos. Los llamo y se presentan todos juntos. |
14 | Reúnanse todos y escuchen: quién de toda esa gente les ha hecho este anuncio: «Yavé quiere a ese hombre (a Ciro); éste es el que cumplirá sus deseos contra Babilonia y contra el pueblo de los caldeos.» |
15 | Yo, sí, yo he hablado, porque era yo quien lo llamaba y daba éxito a sus empresas. |
16 | Acérquense a mí y oigan: desde el principio nunca hablé en secreto y desde que sucedieron estas cosas me tenían aquí. Sepan entonces que el Señor Yavé me ha enviado junto con su Espíritu. |
17 | Así dice Yavé, el que te rescata, el Santo de Israel: «Yo soy tu Dios y te enseño lo que te es provechoso, indicándote el camino que debes seguir. |
18 | Si hubieras estado atento a mis leyes, la dicha te habría inundado como un río. Habrías sido fuerte como las olas del mar, |
19 | y tus hijos, numerosos como los granos de arena, y tu nombre no sería nunca arrancado o borrado de mi vista.» |
20 | «¡Salgan de Babilonia! ¡Huyan del país de los caldeos!» Griten esto alegremente, anúncienlo y transmítanlo hasta el último rincón del mundo. Digan: «Yavé ha salvado a su servidor Jacob. |
21 | No pasaron sed en los desiertos por los que los guió; para ellos sacó agua de la roca. Partió la roca y se abrió un manantial.» |
22 | Pero no hay paz para los malvados, dice Yavé. |