01 | Levántate y brilla, que ha llegado tu luz y la Gloria de Yavé amaneció sobre ti. |
02 | Mientras las tinieblas cubrían la tierra y los pueblos estaban en la noche, sobre ti se levantó Yavé, y sobre ti apareció su Gloria. |
03 | Los pueblos se dirigen hacia tu luz y los reyes, al resplandor de tu aurora. |
04 | Levanta los ojos a tu alrededor y contempla: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos y tus hijas son traídas en brazos. |
05 | Tú entonces, al verlo, te pondrás radiante, palpitará tu corazón muy emocionado; traerán a ti tesoros del otro lado del mar y llegarán a ti las riquezas de las naciones. |
06 | Te inundará una multitud de camellos: llegarán los de Madián y Efá. Los de Sabá vendrán todos trayendo oro e incienso, y proclamando las alabanzas de Yavé. |
07 | Todos los rebaños de Cedar se reunirán junto a ti, y los carneros de Nebayot serán tuyos para ser ofrecidos en mi altar, pues quiero dar esplendor al templo de mi Gloria. |
08 | Oh, ¿quiénes son ésos, una nube de palomas que vuelan a su palomar? |
09 | ¡Pero si las islas ahora creen en mí! mira cómo los barcos de Tarsis acuden, trayendo de lejos a tus hijos, con su plata y su oro, a causa del Nombre de Yavé, tu Dios, del Santo de Israel que te ha glorificado. |
10 | Los extranjeros reedificarán tus muros y sus reyes te pagarán los gastos. Pues si bien cuando estuve enojado te pegué, llevado por mi buen corazón, me compadecí de ti. |
11 | Tus puertas estarán siempre abiertas, no se cerrarán ni de día ni de noche, para recibir las riquezas de las naciones que te traerán sus mismos reyes. |
12 | El país o el reino que no quiera obedecerte, perecerá, y las naciones serán destruidas totalmente. |
13 | A ti llegará lo mejor del Líbano, con el ciprés, el olmo y el alerce, para adornar mi Lugar Santo y honrar la Casa donde yo resido. |
14 | Vendrán a verte y se inclinarán ante ti los hijos de los que te humillaban, y se echarán a tus pies los que te despreciaban. Te llamarán: «Ciudad de Yavé», «Sión del Santo de Israel». |
15 | Ya que tú fuiste la abandonada, la odiada y desamparada, en adelante yo haré que te sientas orgullosa, y te daré alegría para siempre. |
16 | Te alimentarás con la leche de las naciones y serás amamantada con la riqueza de los reyes. Y conocerás, entonces, que yo, Yavé, soy tu Redentor, y que el Campeón de Jacob es tu Salvador. |
17 | En vez de bronce, traeré oro; en vez de hierro, plata; en vez de madera, bronce, y en vez de piedra, hierro. Como gobernantes te pondré la paz, y en vez de opresión, la justicia. |
18 | Ya no se hablará de violencia en tu país ni de saqueo o calamidades dentro de tus fronteras. A tus murallas les pondrás por nombre «Salvación», y a tus puertas, «Alabanza». |
19 | Ya no tendrás necesidad del sol para que alumbre tu día, ni de la luna para la noche. Porque Yavé será tu luz eterna, y tu Dios, tu esplendor. |
20 | Tu sol no se pondrá jamás, y tu luna no desaparecerá más, porque Yavé será tu luz perpetua y se habrán acabado tus días de luto. |
21 | No habrá sino buenos en tu pueblo y siempre poseerán mi tierra. Serán el brote nuevo que Yavé hizo crecer y la obra que mis manos hicieron en honor mío. |
22 | El más chico de tus habitantes se multiplicará en mil y el más insignificante se convertirá en una gran nación. Yo, Yavé, lo haré en un momento, cuando sea la hora. |