01 | A Jeremías le llegó esta palabra de Yavé: |
02 | «Párate en la puerta de la Casa de Yavé y publica allí esta palabra: Escuchen, hombres de Judá, que entran por esta puerta a adorar a Yavé. |
03 | Así habla Yavé, Dios de Israel: Mejoren su proceder y sus obras, y yo me quedaré con ustedes en este lugar. |
04 | No confíen en palabras mentirosas como éstas: ¡Miren el Templo de Yavé! , ¡aquí está el Templo de Yavé! , ¡éste es el Templo de Yavé! |
05 | Más bien mejoren su proceder y sus obras y hagan justicia a todos. |
06 | Dejen de oprimir al extranjero, al huérfano y a la viuda. No manchen este lugar con sangre de gente asesinada. No vayan en pos de otros dioses, para desgracia de ustedes. |
07 | Yo, entonces, los mantendré en este lugar, en el país que di a sus padres desde hace tiempo y para siempre. |
08 | Pero ustedes se fían de palabras engañosas e inútiles. |
09 | Ustedes roban, matan, toman la esposa del prójimo, juran en falso u ofrecen sacrificios a otros dioses, que no son de ustedes... |
10 | Y luego vienen a presentarse ante mí, en este Templo que lleva mi Nombre, y dicen: «¡Aquí estaremos seguros después de cometer tantas maldades!» |
11 | ¿Será un refugio de ladrones esta casa mía sobre la cual descansa mi Nombre? |
12 | Es así como la ven ustedes, pero yo también he visto. Vayan, pues, al santuario de Silo, donde quise que descansara mi Nombre en tiempos pasados, y miren cómo lo traté por los crímenes de mi pueblo Israel. |
13 | Ustedes siguen cometiendo todas estas maldades que acabo de decir, y por más que se lo advertí no me han escuchado; hablé y no me hicieron caso. |
14 | Ahora, pues, lo que hice en Silo, también lo haré con esta Casa que lleva mi Nombre y por la que se sienten seguros. Lo mismo haré con este lugar que yo di a sus padres, |
15 | y los arrojaré lejos de mi presencia, como arrojé a sus hermanos del norte, a toda la gente de Efraím. |
16 | Y tú no pidas por este pueblo ni eleves por ellos súplicas ni oraciones, ni me insistas más, porque no te escucharé. |
17 | ¿Es que no ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? |
18 | Los hijos amontonan la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres amasan para hacer tortas a la reina del cielo. Y luego derraman vino en honor de dioses extranjeros, para así ofenderme. |
19 | Pero, ¿es a mí, acaso, a quien rebajan con eso, dice Yavé? ¿No es más bien a ellos mismos, para su propia deshonra? |
20 | Por eso, así habla Yavé: «Mi cólera y mi furor se van a desencadenar sobre este lugar, sobre los hombres y los animales, sobre los árboles del campo y los frutos de la tierra, y arderá sin apagarse.» |
21 | Así habla Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: «¡Añadan ustedes, no más, los holocaustos a los sacrificios y coman después la carne! |
22 | Que cuando yo saqué a sus padres de Egipto, no les hablé ni les ordené nada referente a sacrificios y holocaustos. |
23 | Lo que les mandé, más bien, fue esto: "Escuchen mi voz, y yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Caminen por el camino que les indiqué para que siempre les vaya bien." |
24 | Pero ellos no me escucharon ni me hicieron caso, sino que siguieron la inclinación de su corazón malvado, me dieron la espalda y me volvieron la cara. |
25 | Desde el día en que saqué a sus padres de Egipto hasta el día de hoy les he mandado continuamente a mis servidores, los profetas. |
26 | Pero tampoco ustedes me oyeron ni me hicieron caso, y, endureciendo su cabeza, se portaron peor que ellos. |
27 | Puedes decirles todo esto, pero se harán los sordos. Puedes llamarlos, pero no te responderán. |
28 | Diles, entonces, esto: Esta es la nación que no ha escuchado la voz de Yavé, su Dios, ni ha querido aprender. La fidelidad ha muerto, ha desaparecido de su boca. |
29 | Córtate tus cabellos largos y tíralos. Entona sobre los cerros pelados una lamentación. Porque Yavé ha despreciado y rechazado a esta generación a la que aborrece.» |
30 | «Sí, los hijos de Judá han hecho lo que a mí no me gusta, dice Yavé. Han instalado sus ídolos en el templo, que lleva mi Nombre, para profanarlo; |
31 | han construido los santuarios de Lomas de Tofet, en el valle de Ben-Hinón, para quemar en el fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les ordené ni se me ocurrió jamás.» |
32 | «Por eso, se acerca el tiempo, dice Yavé, en que no se hablará más de Tofet ni del valle de Ben-Hinón, sino del Valle de la Matanza. Y se enterrará a la gente en Tofet, porque no habrá otro lugar, |
33 | y sus cadáveres servirán de comida a las aves de rapiña y a las fieras salvajes, sin que nadie las espante. |
34 | Suspenderé en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén toda manifestación de gozo y de alegría, los cantos del novio y de la novia, porque el país sólo será un desierto.» |