01 | También por eso tiembla mi corazón y se me salta fuera del pecho. |
02 | ¡Escuchen el estampido de su voz y el estruendo que sale de su boca! |
03 | El lanza su rayo bajo los cielos y hasta los confines de la tierra llega su fulgor. |
04 | Detrás de él, ruge una voz: hace tronar su voz majestuosa y no retiene los relámpagos mientras se deja oír su voz. |
05 | Dios nos hace contemplar maravillas, realiza grandes cosas, que no llegamos a entender. |
06 | Cuando dice a la nieve: «Cae sobre la tierra», y a los aguaceros: «Lluevan con fuerza», |
07 | él suspende la actividad de los hombres, para que todos reconozcan su obra; |
08 | las fieras se meten en sus guaridas y se refugian en sus madrigueras. |
09 | De la constelación austral irrumpe la tormenta, y el frío, de los vientos del norte. |
10 | Al soplo de Dios se forma el hielo y se congela la extensión de las aguas. |
11 | El carga la nube de humedad, y el nubarrón expande su relámpago, |
12 | que gira en derredor, conforme a sus planes, para ejecutar cada uno de sus mandatos por toda la superficie de la tierra: |
13 | sea que cumpla su voluntad para un castigo o para dispensar sus beneficios. |
14 | Presta atención a esto, Job, detente y considera las maravillas de Dios. |
15 | ¿Sabes acaso cómo Dios las dirige y cómo su nube hace brillar el rayo? |
16 | ¿Sabes cómo se balancean las nubes, maravillas de un maestro en sabiduría? |
17 | Tú, que no soportas el ardor de tu ropa, cuando la tierra está en calma bajo el viento del sur, |
18 | ¿puedes extender con él la bóveda del cielo, sólida como un espejo de metal fundido? |
19 | Enséñanos qué debemos decirle: no discutiremos más, a causa de la oscuridad. |
20 | Si yo hablo, ¿alguien se lo cuenta? ¿Hay que informarlo de lo que dice un hombre? |
21 | Hasta ahora no se veía la luz: estaba oscurecida por las nubes; pero pasó un viento y las disipó. |
22 | ¡Un áureo resplandor viene del norte; una terrible tempestad reina en torno de Dios! |
23 | ¡Es el Todopoderoso, y no lo podemos alcanzar! El es sublime por su fuerza y su equidad, grande por su justicia y no oprime a nadie. |
24 | Por eso le temen los hombres, y él no tiene en cuenta ni siquiera a los sabios. |