01 | Del maestro de coro. De David, el servidor del Señor, que dirigió al Señor las palabras de este canto, cuando él lo libró de todos sus enemigos y de las manos de Saúl. |
02 | Dijo: Yo te amo, Señor, mi fuerza, |
03 | Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador, mi Dios, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. |
04 | Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos. |
05 | Las olas de la Muerte me envolvieron, me aterraron los torrentes devastadores, |
06 | me cercaron los lazos del Abismo, las redes de la Muerte llegaron hasta mí, |
07 | Pero en mi angustia invoqué al Señor, grité a mi Dios pidiendo auxilio, y él escuchó mi voz desde su Templo, mi grito llegó hasta sus oídos. |
08 | Entonces tembló y se tambaleó la tierra; vacilaron los fundamentos de las montañas, y se conmovieron a causa de su furor; |
09 | de su nariz se alzó una humareda, de su boca, un fuego abrasador, y arrojaba carbones encendidos. |
10 | El Señor inclinó el cielo, y descendió con un espeso nubarrón bajo sus pies; |
11 | montó en el Querubín y emprendió vuelo, planeando sobre las alas del viento. |
12 | Se envolvió en un manto de tinieblas; un oscuro aguacero y espesas nubes lo cubrían como un toldo; |
13 | las nubes se deshicieron en granizo y centellas al fulgor de su presencia. |
14 | El Señor tronaba desde el cielo, el Altísimo hacía oír su voz; |
15 | arrojó sus flechas y los dispersó, multiplicó sus rayos y sembró la confusión. |
16 | Al proferir tus amenazas, Señor, al soplar el vendaval de tu ira, aparecieron los cauces del mar y quedaron a la vista los cimientos. |
17 | El tendió su mano desde lo alto y me tomó, me sacó de las aguas caudalosas; |
18 | me libró de mi enemigo poderoso, de adversarios más fuertes que yo. |
19 | Ellos me enfrentaron en un día nefasto, pero el Señor fue mi apoyo: |
20 | me sacó a un lugar espacioso, me libró, porque me ama. |
21 | El Señor me recompensó por mi justicia, me retribuyó por la inocencia de mis manos: |
22 | porque seguí fielmente los caminos del Señor, y no me aparté de mi Dios, haciendo el mal; |
23 | porque tengo presente todas sus decisiones y nunca me alejé de sus preceptos. |
24 | Tuve ante él una conducta irreprochable y me esforcé por no ofenderlo. |
25 | El Señor me premió, porque yo era justo y mis manos eran inocentes a sus ojos. |
26 | Tú eres bondadoso con los buenos y eres íntegro con el hombre intachable; |
27 | eres sincero con los que son sinceros y te muestras astuto con los falsos. |
28 | Porque tú salvas al pueblo oprimido y humillas los ojos altaneros; |
29 | tú eres mi lámpara, Señor; Dios mío, tú iluminas mis tinieblas. |
30 | Contigo puedo asaltar una muralla; con mi Dios, puedo escalar cualquier muralla. |
31 | El camino de Dios es perfecto, la promesa del Señor es digna de confianza. El Señor es un escudo para los que se refugian en él, |
32 | porque ¿quién es Dios fuera del Señor? ¿y quién es la Roca fuera de nuestro Dios? |
33 | El es el Dios que me ciñe de valor y hace intachable mi camino; |
34 | el que me da la rapidez de un ciervo y me afianza en las alturas; |
35 | el que adiestra mis manos para la guerra y mis brazos para tender el arco de bronce. |
36 | Me entregaste tu escudo victorioso y tu mano derecha me sostuvo: me engrandeciste con tu triunfo, |
37 | me hiciste dar largos pasos, y no se doblaron mis tobillos. |
38 | Perseguí y alcancé a mis enemigos, no me volví hasta que fueron aniquilados; |
39 | los derroté y no pudieron rehacerse, quedaron abatidos bajo mis pies. |
40 | Tú me ceñiste de valor para la lucha, doblegaste ante mí a mis agresores; |
41 | pusiste en fuga a mis enemigos, y yo exterminé a mis adversarios. |
42 | Imploraron, pero nadie los salvó; gritaban al Señor, pero no les respondía. |
43 | Los deshice como polvo barrido por el viento, los pisé como el barro de las calles. |
44 | Tú me libraste de un ejército incontable y me pusiste al frente de naciones: pueblos extraños son mis vasallos. |
45 | Gente extranjera me rinde pleitesía; apenas me oyen nombrar, me prestan obediencia. |
46 | Los extranjeros palidecen ante mí y, temblando, abandonan sus refugios. |
47 | ¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca! ¡Glorificado sea el Dios de mi salvación, |
48 | el Dios que venga mis agravios y pone a los pueblos a mis pies! |
49 | Tú me liberas de mis enemigos, me haces triunfar de mis agresores y me libras del hombre violento. |
50 | Por eso te alabaré entre las naciones y cantaré, Señor, en honor de tu Nombre. |
51 | El concede grandes victorias a su rey y trata con fidelidad a su Ungido, a David y a su descendencia para siempre. |