01 | Del maestro de coro. Salmo de David. |
02 | Yo me refugio en ti, Señor, ¡que nunca me vea defraudado! Líbrame, por tu justicia |
03 | inclina tu oído hacia mí y ven pronto a socorrerme. Sé para mí una roca protectora, un baluarte donde me encuentre a salvo, |
04 | porque tú eres mi Roca y mi baluarte: por tu Nombre, guíame y condúceme. |
05 | Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi refugio. |
06 | Yo pongo mi vida en tus manos: tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. |
07 | Yo detesto a los que veneran ídolos vanos y confío en el Señor. |
08 | ¡Tu amor será mi gozo y mi alegría! Cuando tú viste mi aflicción y supiste que mi vida peligraba, |
09 | no me entregaste al poder del enemigo, me pusiste en un lugar espacioso. |
10 | Ten piedad de mí, Señor, porque estoy angustiado: mis ojos, mi garganta y mis entrañas están extenuados de dolor. |
11 | Mi vida se consume de tristeza, mis años, entre gemidos; mis fuerzas decaen por la aflicción y mis huesos están extenuados. |
12 | Soy la burla de todos mis enemigos y la irrisión de mis propios vecinos; para mis amigos soy motivo de espanto, los que me ven por la calle huyen de mí, |
13 | Como un muerto, he caído en el olvido, me he convertido en una cosa inútil. |
14 | Oigo los rumores de la gente y amenazas por todas partes, mientras se confabulan contra mí y traman quitarme la vida. |
15 | Pero yo confío en ti, Señor, y te digo: «Tú eres mi Dios, |
16 | mi destino está en tus manos». Líbrame del poder de mis enemigos y de aquellos que me persiguen. |
17 | Que brille tu rostro sobre tu servidor, sálvame por tu misericordia; |
18 | Señor, que no me avergüencede haberte invocado. Que se avergüencen los malvados y bajen mudos al Abismo; |
19 | que enmudezcan los labios mentirosos, los que profieren insolencias contra el justocon soberbia y menosprecio. |
20 | ¡Qué grande es tu bondad, Señor! Tú la reservas para tus fieles; y la brindas a los que se refugian en ti, en la presencia de todos. |
21 | Tú los ocultas al amparo de tu rostro de las intrigas de los hombres; y los escondes en tu Tienda de campaña, lejos de las lenguas pendencieras. |
22 | ¡Bendito sea el Señor! El me mostró las maravillas de su amor en el momento del peligro. |
23 | En mi turbación llegué a decir: "He sido arrojado de tu presencia". Pero tú escuchaste la voz de mi súplica, cuando yo te invocaba. |
24 | Amen al Señor, todos sus fieles, porque él protege a los que son leales y castiga con severidad a los soberbios. |
25 | Sean fuertes y valerosos, todos los que esperan en el Señor. |