01 | Del maestro de coro. Poema de los hijos de Coré. |
02 | Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; |
03 | tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? |
04 | Las lágrimas son mi pan noche y día, mientras todo el día me repiten: «¿Dónde está tu Dios?» |
05 | Recuerdo otros tiempos, y desahogo mi alma conmigo: cómo marchaba a la cabeza del grupo, hacia la casa de Dios, entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta. |
06 | ¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío». |
07 | Cuando mi alma se acongoja, te recuerdo desde el Jordán y el Hermón y el Monte Menor. |
08 | Una sima grita a otra sima con voz de cascadas: tus torrentes y tus olas me han arrollado. |
09 | De día el Señor me hará misericordia, de noche cantaré la alabanza del Dios de mi vida. |
10 | Diré a Dios: «Roca mía, ¿por qué me olvidas? ¿Por qué voy andando, sombrío, hostigado por mi enemigo?» |
11 | Se me rompen los huesos por las burlas del adversario; todo el día me preguntan: «¿Dónde está tu Dios?» |
12 | ¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío». |