01 | Del maestro de coro. Poema de David. |
02 | Cuando el edomita Doeg vino a avisar a Saúl, diciéndole: «David ha entrado en casa de Ajimélec». |
03 | ¿Por qué te jactas de tu malicia, hombre prepotente y sin piedad? |
04 | Estás todo el día tramando maldades, tu lengua es como navaja afilada, y no haces más que engañar. |
05 | Prefieres el mal al bien, la mentira a la verdad; |
06 | amas las palabras hirientes, ¡lengua mentirosa! |
07 | Por eso Dios te derribará, te destruirá para siempre, te arrojará de tu carpa, te arrancará de la tierra de los vivientes. |
08 | Al ver esto, los justos sentirán temor y se reirán de él, diciendo: |
09 | «Este es el hombre que no puso su refugio en Dios, sino que confió en sus muchas riquezas y se envalentonó por su maldad». |
10 | Yo, en cambio, como un olivo frondoso en la Casa de Dios, he puesto para siempre mi confianza en la misericordia de Dios. |
11 | Te daré gracias eternamente por lo que has hecho, y proclamaré la bondad de tu Nombre delante de tus fieles. |