01 | Del maestro de coro. «No destruyas». De David. Mictán. Cuando Saúl dio orden de vigilar su casa para matarlo. |
02 | Líbrame de mis enemigos, Dios mío, defiéndeme de los que se levantan contra mí; |
03 | líbrame de los que hacen el mal y sálvame de los hombres sanguinarios. |
04 | Mira cómo me están acechando: los poderosos se conjuran contra mí; sin rebeldía ni pecado de mi parte, Señor, |
05 | sin culpa mía, se disponen para el ataque. Despierta, ven a mi encuentro y observa, |
06 | Señor Dios de los ejércitos, Dios de Israel: levántate para castigar a las naciones, no tengas compasión de los traidores. |
07 | Vuelven al atardecer, aullando como perros, y recorren la ciudad. |
08 | Mira cómo sueltan sus lenguas, hay puñales en sus labios, y dicen: «¿Quién nos va a oír?». |
09 | Pero tú, Señor, ríes de ellos y te burlas de todos los paganos. |
10 | Yo miro hacia ti, fuerza mía, porque Dios es mi baluarte; |
11 | él vendrá a mi encuentro con su gracia y me hará ver la derrota de mis enemigos. |
12 | Quítales la vida, Dios mío, y que mi pueblo no lo olvide: dispérsalos y derríbalos con tu poder, tú, Señor, que eres nuestro escudo. |
13 | Cada palabra que pronuncian es un pecado en su boca; ¡queden atrapados en su orgullo, por las blasfemias y mentiras que profieren! |
14 | Extermínalos con tu furor, extermínalos y que no existan más: así se sabrá que Dios gobierna en Israel y hasta los confines de la tierra. |
15 | Vuelven al atardecer, aullando como perros, y recorren la ciudad: |
16 | vagan en busca de comida; mientras no se sacian, siguen ladrando. |
17 | Pero yo cantaré tu poder, y celebraré tu amor de madrugada, porque tú has sido mi fortaleza y mi refugio en el peligro. |
18 | ¡Yo te cantaré, fuerza mía, porque tú eres mi baluarte, Dios de misericordia! |