01 | Del maestro de coro. De David. Salmo. Canto. |
02 | ¡Se alza Dios! Sus enemigos se dispersan y sus adversarios huyen delante de él. |
03 | Tú los disipas como se disipa el humo; como se derrite la cera ante el fuego, así desaparecen los impíos ante Dios. |
04 | Pero los justos se regocijan, gritan de gozo delante de Dios y se llenan de alegría. |
05 | ¡Canten a Dios, entonen un himno a su Nombre! ¡Abranle paso al que cabalga sobre las nubes! Su Nombre es «el Señor»: ¡griten de alegría en su presencia! |
06 | Dios en su santa Morada es padre de los huérfanos y defensor de las viudas: |
07 | él instala en un hogar a los solitarios y hace salir con felicidad a los cautivos, mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado. |
08 | Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo, cuando avanzabas por el desierto, |
09 | tembló la tierra y el cielo dejó caer su lluvia, delante de Dios -el del Sinaí- , delante de Dios, el Dios de Israel. |
10 | Tú derramaste una lluvia generosa, Señor: tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste; |
11 | allí se estableció tu familia, y tú, Señor, la afianzarás por tu bondad para con el pobre. |
12 | El Señor pronuncia una palabra y una legión de mensajeros anuncia la noticia: |
13 | «Huyen los reyes, huyen con sus ejércitos, y te repartes como botín los adornos de un palacio. |
14 | ¡No se queden recostados entre los rebaños! Las alas de la Paloma están recubiertas de plata, y su plumaje, de oro resplandeciente» |
15 | Cuando el Todopoderoso dispersó a los reyes, caía la nieve sobre el Monte Umbrío. |
16 | ¡Montañas divinas, montañas de Basán, montañas escarpadas, montañas de Basán! |
17 | ¿Por qué miran con envidia, montañas escarpadas, a la Montaña que Dios prefirió como Morada? ¡Allí el Señor habitará para siempre! |
18 | Los carros de guerra de Dios son dos miríadas de escuadrones relucientes; ¡el Señor está en medio de ellos, el Sinaí está en el Santuario! |
19 | Subiste a la altura llevando cautivos, recogiste dones entre los hombres -incluso entre los rebeldes- cuando te estableciste allí, Señor Dios. |
20 | ¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación! El carga con nosotros día tras día; |
21 | él es el Dios que nos salva y nos hace escapar de la muerte. |
22 | Sí, Dios aplastará la cabeza de sus enemigos, el cráneo de los que se obstinan en sus delitos. |
23 | Dice el Señor: «Los traeré de Basan, los traeré desde los abismos del mar, |
24 | para que hundas tus pies en la sangre del enemigo y la lengua de tus perros también tenga su parte». |
25 | Ya apareció tu cortejo, Señor, el cortejo de mi Rey y mi Dios hacia el Santuario: |
26 | los cantores van al frente, los músicos, detrás; las jóvenes, en medio, van tocando el tamboril. |
27 | ¡Bendigan al Señor en medio de la asamblea! ¡Bendigan al Señor desde la fuente de Israel! |
28 | Allí Benjamín, el más pequeño, abre la marcha con los príncipes de Judá, vestidos de brocado, y con los príncipes de Zabulón y los príncipes de Neftalí. |
29 | Tu Dios ha desplegado tu poder: ¡sé fuerte, Dios, tú que has actuado por nosotros! |
30 | A causa de tu Templo, que está en Jerusalén, los reyes te presentarán tributo. |
31 | Reprime a la Fiera de los juncos, al tropel de los toros y terneros: que esos pueblos se rindan a tus pies, trayendo lingotes de oro. El Señor dispersó a los pueblos guerreros; |
32 | telas preciosas llegan de Egipto y Etiopía, con sus propias manos, presenta sus dones a Dios. |
33 | ¡Canten al Señor, reinos de la tierra, entonen un himno a Dios, |
34 | al que cabalga por el cielo, por el cielo antiquísimo! El hace oír su voz poderosa, |
35 | ¡reconozcan el poder de Dios! Su majestad brilla sobre Israel y su poder, sobre las nubes. |
36 | Tú eres temible, oh Dios, desde tus santuarios. El Dios de Israel concede a su pueblo el poder y la fuerza.¡Bendito sea Dios! |