El día más Glorioso en la Historia de México

Era el 14 de noviembre del 2008 y nuestro pensamiento estaba todo ocupado en idear la mejor manera de enfrentar la situación inmediata. Pensaba en lo que estaba dispuesto a pagar por no pasar por la humillación, la impotencia, la prepotencia y todo tipo de maltratos a que estábamos acostumbrados a enfrentar en anteriores ocasiones en esas mismas circunstancias.

Así pues, hicimos acopio de nuestro máximo optimismo propositivo y de nuestro mayor espíritu de comprensión para imaginar que estos "entes" a los cuales nos íbamos a enfrentar iban a tener aunque sea en esta única ocasión un acto de conciencia, en la cual pudieran admitir que éramos seres con una inteligencia que llegaba a un cien millonésima parte de la de ellos y que habíamos sido lo suficientemente aptos para cumplir con todos sus requerimientos de altísimo…., que digo altísimo…, de supremo nivel, ideados solo por mentes privilegiadas cuya aparición se da solo una vez cada que nace un burócrata.

Así pues, nosotros y nuestra esperanza de enfrentar a estas divinidades en su momento de humildad avanzamos hacia el destino, rezando para que no fuéramos obligados a cavar la fosa del abuelo y enseguida la fosa de su vecino de tumba, que estaba en la misma fila de la sección del panteón y que había sido el notario que certifico el año anterior, ante estos mismos seres que el acento que tenia la penúltima “o” del apellido del abuelo no era tal sino una caca de mosca, la cual no encontró un lugar más apropiado para descargar su inmundicia que este documento, por medio del cual se cedían los derechos sobre el carro “X” modelo 1993 a nombre de su servidor, y que más orgulloso que satisfecho recibí del “abue”, ya que este no daba ni los buenos días “niaunque“ fuera el 12 de diciembre.

Así pues, seguí avanzando y sudando de manera tan profusa que me arrepentí de no haber llevado la cubeta que dejamos llenando bajo la llave de la casa de ustedes, y que calcule que tardaría tres meses y dos días en llenarse del vital liquido que amablemente nos proporcionan gente de nivel semejante al que referimos en líneas anteriores, ya que de haberla llevado la hubiera llenado en 3 minutos y solo con desalinizarla estaría apta para mitigar nuestra sed. Enseguida tuve que abandonar estos “extasiosos pensamientos” para regresar a mi destino que se presentaba ante mí en este preciso momento, en el cual entre en esa espaciosa oficina de 1.5m por 1m del lado del usuario y que poblábamos como doscientos, y recorriendo el área del otro lado del escritorio que le calcule como de 50m por 50m o sea 2500 m² y en el cual pululaban 3 burócratas. 

Empecé a mostrar mis documentos y………o sorpresa, alegría, felicidad, éxtasis, orgasmo y demás situaciones de máximo placer, aceptaron estos…. seres divinos que tenía mis documentos necesarios para obtener mis placas nuevas; y sin tener siquiera que molestar a la comadre de mi mama que fue testigo del matrimonio de mis padres y que en el último cambio de placas tuvimos que sacarla del hospital en camilla aquejada por dolores del 21avo. parto, de su este segundo matrimonio para que testificara la validez del matrimonio, para luego ir por el notario y este declarara la legalidad del documento que estaba presentando en tránsito y que avalaba que era dichoso propietario del carro “X” modelo 93. Entonces pues me consideraron meritorio de obtener mis placas en 5 minutos y completamente producto de la bondad sublime de los dioses, ya que no pague nada, y eme aquí con estos divinos símbolos de la grandeza de las deidades que Dios mando a la tierra para entregarnos las placas.

Sale sobrando que diga que esta situación de trámite de 5 minutos y sin pagar por el servicio que de echo pre-pagamos con impuestos, nunca en la historia de México se había dado, por lo cual siendo un acto tan singular y significativo, de hecho sublime, propongo un monumento en oro, del cual estoy calculando medidas y peso para construir a la entrada de mi ciudad y hacer replica en cada Municipio del país y en nuevo aviso les indico a donde enviar sus aportaciones.

JOEL R. M.