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| Desde niño me han gustado las mariposas, su asombrosa transformación desde una oruga de aspecto poco agradable hacia un insecto de vistosos colores y de alas frágiles. Durante la visita a Xcaret, en Quintana Roo, entramos al Mariposario, donde se nos da una explicación de como crían a las orugas y el tiempo que tardan en convertirse a mariposas. El mariposario de Xcaret es muy bonito, pero si realmente queremos asombrarnos, maravillarnos con las mariposas, sólo existe un lugar: La biósfera de las mariposas monarcas.
Los bosques del oriente de Michoacan, colindantes con el estado de Mexico, reciben cada año a millones de mariposas que vienen desde Canadá y el norte de Estados Unidos a resguardarse del frio Invierno, y a reproducirse. Nadie sabe a ciencia cierta como se guían para llegar año con año a estos bosques, sin haber estado nunca ahí. Una teoría dice que siguen campos electromagnéticos para llegar a su destino, sin embargo, no está comprobado. Ese dato científico por encontrar le da un poco más de sazón al encuentro con ellas. El día anterior dormimos en Tlalpujahua y nos la pasamos muy bien visitando el pueblo mágico, las ruinas del Santuario de Nuestra Señora del Carmen, el museo mina dos estrellas. Pero a lo que vinimos fue a apreciar a una de las trece maravillas de México, un patrimonio natural de la humanidad en México. El viaje desde Tlalpujahua al Santuario en la Sierra Chincua es corto. Son aproximadamente 30 Kilómetros en una sierra boscosa. Al llegar al lugar, se paga el estacionamiento y se recorren cerca de 2Km de terracería en el carro. Casi llegando al estacionamiento, un pequeño insiste en ser nuestro guía: "Ya las mariposas se movieron de lugar, yo los guió hasta allá", nos dice. No aceptamos el ofrecimiento. En el punto de entrada ofrecen dos cosas que se va a necesitar para la travesía y que deberían ser tomados muy en cuenta por quienes vayan para allá: - Renta de caballos. El trayecto es largo y pesado. Si no llevan con ustedes a una hija que quiera ser parte de la sociedad protectora de animales, el caballo será de gran ayuda para la subida. - Tapabocas. El polvo del bosque es muy fino y se levanta muy fácilmente, y no se diga cuando pasan los caballos. Hay momentos que tanto polvo sofoca. Compren aunque sea uno, total, ya con la experiencia de la influenza no los van a ver como entes de otro mundo. Desafortunadamente para nosotros, el niño tenía razón. Las mariposas se acababan de mover y en lugar de tener que subir unos dos kilómetros, tuvimos que bajar por una brecha recien acondicionada. Resbalones, sentones y risas no faltaron durante el trayecto de más de una hora caminando.
Conforme uno va avanzando se va encontrando con más y más mariposas. Llega un momento en que son tantas, que se llega a pensar que ya estamos en el punto central del Santuario. Una viejita que viene de regreso nos anima: "Y eso que no han llegado al HERVIDERO". Unos metros más adelante descubrimos lo que esa persona quería decir. Realmente es un H-E-R-V-I-D-E-R-O; nuestro asombro es mayor, una maravilla más grande de lo que imaginamos. Definitivamente el viaje y el esfuerzo valieron la pena. Video en el "Hervidero" del Santuario Una vez escuchado el sonido de la naturaleza, de haber volado en paz junto a ellas, después de tratar de desquitar al máximo el esfuerzo realizado, llega el momento del regreso. Ahora nos toca subir. Por algo había aplazado esta visita. Mi condición física me hace ser el último de la familia en regresar. De ahí, un breve descanso para regresar a nuestro hogar. |
Tlalpujahua, entrada al santuario de las mariposas monarcas. | Mina dos estrellas, museo tecnológico en Tlalpujahua
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