La salvación que Dios nos otorga no es para quedarse sentados y de piernas cruzadas. Se requiere una respuesta por parte del hombre, una respuesta personal donde se acepta a Cristo como nuestro salvador.Dios Padre te invita"Pues Dios amó tanto al mundo que le entregó a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. " (Jn 3, 16) En todos los sacrificios, es el hombre quien pone la ofrenda en el altar para agradar a Dios y buscar su atención hacia sus peticiones. Pero ahora es Dios, quien en una infinita humildad, provee a su único Hijo como ofrenda en el altar para pedirle al hombre que lo escuche y hacerle un llamado: Acepta este sacrificio y confía en mí. Y en la liturgia, el símbolo del incienso te recuerda que Dios Padre te presenta a su Hijo amado, y te invita a escucharlo, a seguirlo, a conocerlo, a aceptarlo. Es una epifanía que espera una respuesta de nuestra parte, un sí o un no. ¿Has pensado qué responderle a Dios?Cristo te hace una invitación"Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana." (Mt 11, 28-30) Aparte de significar el amor incondicional de Cristo, la casulla también es símbolo de la mansedumbre de Jesús, con su yugo suave y su carga ligera; el Salvador te hace una invitación: te llama a reconocerlo como tu Salvador, a descansar en Él y caminar junto a Él rumbo tu propia pascua, al paso de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida."Yo soy la puerta: el que entre por mí estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará alimento." (Jn 10, 9)Los ciriales ahora nos recuerdan las palabras de Cristo: "YO SOY la puerta". Cristo te invita a cruzar esa puerta de la salvación, la puerta de la fe, la puerta de la nueva Pascua, la puerta de la vida eterna en Cristo Jesús". Esa invitación espera una respuesta de tu parte. ¡ Acepta a Cristo como tu Salvador ! Acepta a Cristo como tu SalvadorSi decides aceptar la invitación del Padre y del Hijo a hacer tuya la salvación, éstas son algunas acciones con las cuales dar esa respuesta a Dios durante la liturgia: - Canta con alegría a la entrada de la misa, alegre por la misericordiosa salvación que nos da Dios y alegre por nuestro Salvador.
- Junto con el sacerdote, al inicio de la misa, besa la humanidad de Cristo presente en el altar.
- Durante el Kyrie Eleison pide a Dios que te ayude a caminar junto a Cristo como tu salvador.
- Dale un sí a Dios por medio de Cristo Jesús, contestando Amén cuando se requiera, ya que Cristo es el Amén del Padre. (2 Cor 1, 20)
- Pon atención a la Palabra de Dios, porque aceptas ser oveja de Cristo, y las ovejas escuchan la voz de su Pastor.
- Canta el salmo responsorial confiando en Dios.
- Previo a la lectura del evangelio, dile a Cristo mientras te signas: Sana mi mente, sana mis labios, sana mi corazón.
- Reza el Credo reflexionando y asintiendo en tu interior todo lo que dices.
- Durante la oración universal, confía en que tenemos a Cristo Salvador, sumo y eterno sacerdote, intercediendo por nosotros y que se sacrifica perenemente para salvación nuestra.
- Durante el rezo o canto del Santo, Santo, alégrate porque se va a hacer presente el misterio Pascual de Cristo, misterio de salvación y redención.
- Arrodíllate durante la consagración y di en tu interior estas palabras que reconocen la resurrección de Cristo: "Señor mío, y Dios mío".
- La mayor aceptación es comulgar con mucha fe.
- Después de comulgar, date unos instantes para agradecer en silencio la enorme bendición que has recibido.
- Quédate a hacer el canto de salida, dando gracias al Señor todos juntos.
"Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo." (Rm 10, 9).Deja que Cristo transforme tu vida a través de la liturgia. |