"Dignare me laudare te: Virgo Sacrata" (Oh Virgen sacrosanta, dadme las palabras propias para hablar bien de tí) Cristo, el mediador perfecto, realizó precisamente en María el acto de mediación más excelso: Cristo la redimió preservándola del pecado original. Se trata una redención aún más admirable: No por liberación del pecado, sino por preservación del pecado. (El franciscano Juan Duns Escoto) |