01 | El hombre, nacido de mujer, tiene una vida breve y cargada de tormentos: |
02 | como una flor, brota y se marchita; huye sin detenerse, como una sombra. |
03 | ¡Y sobre alguien así tú abres los ojos, lo enfrentas contigo en un juicio! |
04 | Pero ¿quién sacará lo puro de lo impuro? Nadie, ciertamente. |
05 | Ya que sus días están determinados y tú conoces el número de sus meses, ya que le has puesto un límite infranqueable, |
06 | ¡aparta de él tu mirada y déjalo solo, para que disfrute de su jornada como un asalariado! |
07 | Para el árbol hay una esperanza: si es cortado, aún puede reverdecer y no dejará de tener retoños. |
08 | Aunque su raíz haya envejecido en el suelo y su tronco esté muerto en el polvo, |
09 | apenas siente el agua, produce nuevos brotes y echa ramas, como una planta joven. |
10 | Pero el hombre, cuando muere, queda inerte; el mortal que expira, ¿dónde está? |
11 | El agua del mar se evapora, un río se agota y se seca: |
12 | así el hombre se acuesta y no se levanta; desaparecerán los cielos, antes que él se despierte, antes que se alce de su sueño. |
13 | ¡Ah, si tú me ocultaras en el Abismo, si me escondieras hasta que pase tu enojo y me fijaras un plazo para acordarte de mí! |
14 | Un hombre, una vez muerto, ¿podrá revivir? ?. Entonces yo esperaría, todos los días de mi servicio, hasta que llegue mi relevo: |
15 | tú llamarías, y yo te respondería, ansiarías ver la obra de tus manos. |
16 | Porque entonces no contarías mis pasos ni observarías mi pecado; |
17 | mi delito estaría bajo sello en una bolsa y cubrirías mi culpa con un enduido. |
18 | Pero la montaña cae y se desmorona, la roca es removida de su sitio; |
19 | las aguas desgastan las piedras, al polvo de la tierra se lo lleva el aguacero: ¡así tú destruyes la esperanza del mortal! |
20 | Lo abates para siempre, y él se va, desfiguras su rostro y lo despides. |
21 | Se honra a sus hijos, pero él no lo sabe; si son envilecidos, él no se da cuenta. |