01 | Los filisteos que habían capturado el arca de Dios la llevaron de Eben-Ha-Ezer a Asdod. |
02 | Tomaron el arca de Dios y la pusieron en el templo de Dagón al lado de la estatua de Dagón. |
03 | A la mañana siguiente, cuando se levantaron los habitantes de Asdod, muy temprano, Dagón estaba en el suelo: estaba caído con su cara delante del arca de Yavé. Lo levantaron y lo pusieron de nuevo en su lugar. |
04 | A la mañana siguiente, cuando se levantaron, Dagón estaba de nuevo en el suelo delante del arca de Yavé. El tronco estaba en su lugar, pero le faltaban la cabeza y las dos manos que estaban tiradas en el umbral; |
05 | es por eso que los sacerdotes de Dagón y todos los que entran en el templo de Dagón en Asdod, aún hoy, no pisan el umbral de Dagón. |
06 | La mano de Yavé se dejó caer sobre los habitantes de Asdod, los atormentó y les envió tumores tanto a Asdod como a sus alrededores. |
07 | Al ver lo que les pasaba, dijeron: «Que el arca del Dios de Israel no quede más con nosotros : vean cómo ha tenido pesada la mano con nosotros y con nuestro dios Dagón». |
08 | Mandaron pues una citación a todos los príncipes de los filisteos y los reunieron en su ciudad. Les dijeron: «¿Qué haremos con el arca del Dios de Israel?» Los demás respondieron: «El arca del Dios de Israel irá a Gat». Llevaron allá el arca del Dios de Israel. |
09 | Pero, apenas llegaron con ella, el peso de la mano de Dios se hizo sentir en la ciudad: se produjo un gran pánico. Castigó a los habitantes, desde el más chico al más grande, haciéndoles salir tumores. |
10 | Enviaron entonces el arca de Dios a Ecrón; pero cuando el arca de Dios llegó a Ecrón, los habitantes de la ciudad se pusieron a gritar: «¡Nos han traído el arca del Dios de Israel para que perezcamos nosotros y nuestro pueblo!» |
11 | Se reunieron todos los príncipes de los filisteos: «Devolvamos el arca del Dios de Israel, dijeron, que vuelva al lugar de donde vino. Porque si no, vamos a morir nosotros y nuestro pueblo». Se había producido en toda la ciudad un pánico terrible pues la mano de Dios se había vuelto muy pesada. |
12 | Los que no morían se llenaban de tumores, y desde la ciudad subía al cielo una gran lamentación. |